Cuando gloria ingresó al consultorio apenas caminaba, se sentó con dificultad y me dio un gran sobre con diferentes estudios que denotaban su deambular por otros tantos médicos.
Su artrosis progresaba y el deseo de vivir era cada vez menor, todo lo que decía estaba acompañado de ese sentimiento de pasar dolor y resignación a no poder hacer nada más que tomar potentes medicamentos para algo, que le hacían mal a otra cosa.
Siempre les pregunto a mis pacientes qué tipo de recreación tienen; en qué momento son felices distrayéndose con algo.
Me asombra escuchar a tantas personas que solo cumplen obligaciones, pero no disfrutan de un momento para ellas, ya sea en el caso Gloria por sus imposibilidades físicas, pero la gran mayoría por la falta de estímulo.
Los dolores articulares, la artrosis en biodecodificación nos habla de la desvalorización. Ese gran punto escondido tras las horas que transcurren en nuestro día sin nada para nosotras.
Analizamos sus valores bioquímicos y nos encontramos con un importante desequilibrio hormonal (hipotiroidismo) que no ayudaba para nada al cuadro del dolor.
Las enfermedades autoinmunes como artritis se relacionan con celiaquía y trastornos tiroideos. El contexto hormonal es clave para que el dolor ceda. El trastorno generalizado sin lugar a dudas tiene que ver con sus sentimientos de angustia cada vez más intensos, es un círculo. Por eso siempre sugiero actividades recreativas que quiten un poco la atención y rompan ese círculo. Debo dejar de hacer algo y tomar un rumbo diferente si deseo mejorar.
Si mi cuerpo está lleno de dolor debo reprogramar mi día para ir sacando los pensamientos de pesar que agravan los físicos. La salud mental es tan importante como la física.
Siempre sugiero ir solucionando juntas ambas realidades. Con Gloria empezamos con minerales y hormonas, que le dieron el ánimo necesario como para empezar el tratamiento de reacomodamiento postural que le permite lo básico. Tener una postura y respiración adecuadas.
Su día debe comenzar con un cambio y es por eso que ante la rigidez matutina de esta patología es bueno comenzar con elongación y respiración. Los 15 minutos que antes permanecía sentada intentando movilizarme a través del dolor hoy cambio la rutina y respiro agradeciendo por un nuevo día, con la oportunidad de vida plena.
Suspender los lácteos y derivados en el desayuno e incorporar licuados verdes y frutos secos: el día nuevo comienza mejor.
Planifico un día para hacer algo para mi que no sea ir al médico, que pueda hacerlo con mis limitaciones físicas actuales y disfrutar.
Pensé mucho y recordé que me habían comentado sobre un grupo de computación. ¡Qué alegría! podría comunicarse mejor con su familia, sus queridos nietos que estaban lejos. Empezó el curso y ahora ya tiene dos nuevas actividades que desplazaron casi 4 horas del día de pensamientos y situaciones negativas en las que los protagonistas eran las limitaciones ocasionadas por el dolor y el gran temor de estar cada vez peor.
El tratamiento hormonal y nutrición celular fueron dando frutos también y en un todo mejoró. Hoy hace cuatro meses que Gloria decidió el cambio. Tuvo que animarse a moverse desde otro tipo de pensamiento, seguimos trabajando con sus metas y objetivos de vida, reprogramando sus actitudes y pensamientos.
Ninguno de nosotros somos solo el nombre de una enfermedad, somos personas que a veces nos entregamos al camino más conocido y aunque se nos presenten otros, el miedo a lo desconocido nos limita.
Hoy contamos con talleres de todo tipo, gente maravillosa que despliega sus conocimientos para el alcance de todos. Podemos hacer algo porque siempre nuestra mente y nuestro cuerpo son uno. Conocer las deficiencias bioquímicas y hacer los ajustes necesarios nos permiten calidad de vida.
Todos podemos estar mejor si unimos el bienestar físico y mental.
¡Excelente domingo lleno de endorfinas!
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina
Orthomolecular. CIMO
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