Con el propósito de difundir la música misionera, la del Litoral, nació en Jardín América, Suena Sanfona, un grupo chamamecero cuya segunda palabra del nombre significa acordeón en portugués.
Sus integrantes comenzaron a relacionarse en 2014. En muchas oportunidades se habían juntado para tocar hasta que un día se dieron cuenta que resultaba interesante lo que habían hecho y comenzaron a generar un repertorio. Jorge Sevak (50), acordeonista; Matías Häser (32), bajo, y Deiby Flach (29), guitarra, decidieron buscar un nombre y dar forma a este proyecto, cada vez más requerido por los misioneros.
Durante una pausa sabatina, reunidos en la casa de Sevak, el trío fue desgranando sus vivencias. Lo que más tocamos es la música chamamecera y sus derivados. Tenemos la suerte de vivir en una provincia que tiene mucha influencia de Brasil y de Paraguay, y con los inmigrantes provenientes de Europa también llegó una corriente de música distinta como los valses alemanes, los corridos, que también hacemos porque en esta zona tenes que tener una diversidad musical a la hora de hacer un show, confiaron.
Sevak toca el acordeón -fue acordeonista de Ramona Galarza y de Teodoro Cuenca- pero es también el responsable de generar algunas melodías. Por el momento, para el trabajo propio, que presentarán en mayo, llevan grabados dos temas: un valeron, que se llama Suena Sanfona -lleva el nombre del grupo-, y un chamamé que se denomina Don Nicolás, en homenaje al papá de Jorge, que ya no está pero que consideramos que fue alguien muy importante para que su hijo sea músico, porque lo incentivó desde chiquito, le enseñó los primeros acordes y lo llevaba a tocar a muchos lugares. Y es como rendir un homenaje a don Nicolás que cuando nos podía escuchar disfrutaba muchísimo de lo que hacíamos.
Flach reconoció que su pasión por la música nació en la escuela primaria. Formaba parte del coro de la Escuela 284 Tomás Espora. Se acercaba otra edición del Festival Provincial Infantil de Folclore y las autoridades del colegio decidieron elegir a las mejores voces del coro.
Tuve la suerte de ser una de esas cuando tenía diez años. La escuela decidió mandarme a un profesor particular para prepararme para el festival y me encontré con chicos que ya venían estudiando música, canto. El docente Santiago Brítez, fallecido, fue el que me marcó los primeros pasos en la música, dijo.
Pasaron los años pero sigue creyendo que uno nunca deja de ser una esponja. Absorbe todo lo que a uno le sirve, nunca deja de aprender, demostrando humildad, por sobre todo, para poder seguir creciendo musicalmente. La humildad es la que te lleva a tener buenas relaciones con los colegas músicos. Esas relaciones de amistad son las que también te hacen crecer, agregó. Estoy abocado 100% a la música. Siempre digo que soy bendecido de poder trabajar y vivir de esto que tanto amo, acotó quien participó en varios grupos y trabajó junto a Fausto Rizzani.
Häser empezó con Ernesto, su padre, cuando era pequeño, y tuvo su salida del folclore formando la banda de rock Los Cuadrados de Picasso. Papá va a cumplir 70 años y desde los 13 toca el bandoneón, y mi mamá, Lidia, cantaba. Nací en una familia en la que nunca faltó la música, resumió.
Cuando empezamos a crecer, Ernesto empezó a formar a sus hijos. Ahora, de los seis, tres son músicos. De chiquito me relacioné con los instrumentos, insistió. A los 8 empezó a tocar el contrabajo y a los 12 la batería, el bajo, la guitarra. En ocasiones, varios a la vez. Cuando tenía 14 o 15 armó con chicos de Capioví una banda de rock cristiano (Kairos) para tocar en la iglesia y en los campamentos. Cuando salía de la secundaria comenzaron con los Cuadrados de Picasso que continúan vigentes. Relató que hace unos cinco años se conoció con Flach tocando para otros músicos.
Una vez me tocó integrar un grupo donde estaba él. Luego me presentó a Jorge. Se fueron dando las posibilidades y las situaciones. Un día Deiby me dijo que iba a tocar en un restaurante de Jardín América, y le propuse llevar el bajo y sumarme. Venía de la música chamamecera, nunca había dejado de tocar con mi papá. Mi viejo no se dedicó profesionalmente los últimos años pero cuando salía a tocar, lo acompañaba. Entonces conocía toda esa música. Me contestó traé el bajo y vamos a hacerlo. Me sumé sin ensayos y tocamos. Esa fue la primera vez y luego arrancamos porque sonó muy bien. A ellos les gustó el complemento, hilvanó.
A su entender, tenemos un fuerte en la banda que son dos voces (Flach y Häser). En Misiones suele ser complicado conseguir que una banda tenga un buen vocalista. Nosotros que estamos en el ambiente, lo sabemos. Hay muchos vocalistas, pero hay muchas bandas y conseguir uno que cante afinado no es fácil. Tenemos la suerte que tenemos dos buenas voces y podemos trabajar con eso. Llama la atención poder hacer buenas interpretaciones, más que nada de la música chamamecera que requiere de muchos dúos y demás.
No es por presumir, pero siempre la gente nos recibe y nos despide muy bien. Creo que no tiene que ver solo con la calidad o el virtuosismo de Daiby a la hora de tocar la guitarra, o de Jorge a la hora de tocar El tren expreso, sino porque las interpretaciones son de músicas que le llegan a la gente. Nunca tocamos un tema por tocar. Elegimos el repertorio para cada momento. Somos muy cuidadosos.
Primer trabajo
El primer material discográfico de Suena Sanfona saldrá a la luz en mayo. Se prevé que contenga 16 canciones para todos los gustos. Se podrán encontrar valses alemanes, polcas suizas, polcas paraguayas, vaneron y, sobre todo, mucho chamamé. Los tres provienen de distintas formaciones musicales y tienen materiales con otros grupos de los que participaron pero como Suena Sanfona este será el primer trabajo que nos proponemos lanzar con una diversidad musical bastante interesante. Creemos que a la gente le va a gustar mucho la variedad que va a encontrar dentro de ese disco.
Una bendición
La gente nueva me enseña. Soy el más grande pero tratamos de ir a la par. Nos complementamos. Yo con mi experiencia y ellos con su juventud y sus ganas, hacemos que funcione de la manera que está funcionando, dijo Sevak, que a los 16 años comenzó a trabajar con Teodoro Cuenca, que volvía de Buenos Aires para radicarse en Misiones, y siguió junto al obereño durante casi toda su carrera. Luego se relacionó musicalmente con Ramona Galarza.
Buen producto
La química que hay entre los tres ayuda y la música sale distinta. Se nota cuando una banda se juntó para tocar nomás y hay un trabajo detrás, y cuando suben al escenario ya se conocen. Hay colegas que reconocen que estamos ajustados pero creo que tiene que ver con el ensayo. La idea es que si hacemos un producto que sea bueno.
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