Siguen perdiendo los que menos tienen

Algún día, en vaya a saberse de qué año, comenzarán a desembarcar los tan prometidos caños de la futura red de gas y se les terminará el “gran negocio” a unos cuantos que hoy “disfrutan” de la necesidad ajena.

En ediciones anteriores, este Diario advirtió la llegada del “garrafazo” a Misiones, tras la suba más grande que tuvo el GLP envasado para el postergado y pobre norte argentino.

En el olvido gubernamental quedó el denominado “Gas para Todos”; “Gas Social”; y alguna que otra denominación que se utilizaba en los programas oficiales para mencionar el subsidio del Estado a este segmento, en una provincia donde ni rastros claros existen sobre el Gasoducto del NEA.


Como siempre ocurre, los inescrupulosos están a la orden del día pensando que si venden una garrafa de 100 kilos casi 100 pesos más que los fijados oficialmente (sin flete o envío a domicilio) se van a salvar para todo el mes.

Lamentablemente, los “vivos” solo perjudican a los clientes que menos recursos tienen y terminan por necesidad comprándoles la garrafa a un precio descabellado. Y, lo que disgusta, es que habitualmente no emiten factura para dejar sentada la estafa que significa aprovecharse de la necesidad de otros para cobrar muy por encima de los valores oficiales; con el fin de poder ser denunciados ante los organismos de Defensa del Consumidor.

No es la primera vez que, en un relevamiento, surge esta maniobra, especialmente en los comercios de los barrios donde escasean las ofertas a valores razonables, en los parajes, las colonias pero también en las zonas urbanas de las ciudades; y los entrevistados por este Diario revelan que deben pagar más que lo establecido por la Nación.

Vale la pena destacar que no todos actúan de la misma manera. Por el contrario, muchos distribuidores cuidan el bolsillo de sus clientes y aplican los precios legales vigentes.

Algún día, en vaya a saberse de qué año, comenzarán a desembarcar los tan prometidos caños de la futura red de gas y se les terminará el “gran negocio” a unos cuantos que hoy “disfrutan” de la necesidad ajena.

Como ciudadanos debemos defendernos no comprando a los aprovechadores de siempre. Pedir una factura y si los montos se exceden, denunciar. El Estado debe tener mayor presencia como responsable del control. Por aquellos que juntan hasta el último peso para comprar la garrafa y, por los avivados, no llegan nunca.

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