Al menos 60 mil personas que transitaron por las rutas de Misiones, lo hicieron excediendo la velocidad permitida. La información surgió de la implementación de cuatro radares que midieron las infracciones en toda la provincia.
Sin dudas que estos miles de irresponsables no hicieron más que tentar a la muerte al mando de un vehículo. Y luego nos lamentamos por las pérdidas de vidas humanas que no dejan de ser noticia.
Comúnmente se escucha hablar de muchos conductores contra el uso de los radares, especialmente los que vigilan la velocidad en las zonas urbanas como avenidas y paseos como la Costanera capitalina. Pero este dato que revelaron desde el Ministerio de Gobierno de la provincia alarma por las consecuencias en las vidas humanas que pudieron tener.
Ahora, llegaron las intimaciones a los infractores aunque no deberán pagar las multas loa que son misioneros. Pero sí quienes sean oriundos de otras provincias. Pero, en poco tiempo, habrá que hacerse cargo de miles de pesos que costará excederse en las velocidades permitidas porque, en caso contrario, las multas impagas se pueden convertir en un dolor de cabeza.
Más allá de la buena intención de no hacer efectivas las infracciones, al menos en esta etapa inicial de la radarización, hace falta una intensiva campaña de educación vial como de concientización en todos los niveles de la educación, en todos los medios de comunicación, en la cartelería pública hasta con pequeñas ediciones que lleguen a los hogares y que resulten de fácil comprensión.
No se puede entender que una persona salga a la ruta y, sin importarle ni su vida ni la de terceros, apriete el acelerador sin medir las consecuencias que ello puede generar cuando se excede.
Dejemos de tentar a la muerte. Un mensaje que debe llegar en principio a los miles y miles inconscientes.
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