A la kinesióloga Helen Baumgarten una dolencia le impide seguir trabajando, pero sus pares no la dejan sola. Después de cuatro años, la siguen acompañando tanto económica como espiritualmente. Helen Baumgarten se recibió de kinesióloga en 1996 y encontró en esa profesión su lugar en el mundo. Trabajó hasta el 2014, año en que le diagnosticaron un cáncer de ovarios, por lo que tuvo que abocarse únicamente al tratamiento.
Gracias a Dios hubo colegas que se presentaron para cubrirme pero los ingresos ya no fueron los mismos. Todo en mi vida se modificó. Y si bien estas situaciones generan hechos de solidaridad entre los amigos, la familia, lo que me sorprendió muchísimo fue la actitud de mis colegas. Ni bien se enteraron del diagnóstico, se pusieron a disposición, y todo se fue transformando en una catarata de actitudes solidarias, manifestó emocionada la profesional, oriunda de la localidad de Puerto Rico pero residente en Posadas desde hace muchos años.
Admitió que son hechos inesperados. Inesperado de por sí fue el diagnóstico, y una está tan abocada a esa situación que la toma como triste, como un bajón, los tratamientos no son muy agradables, hay que contener al entorno familiar más aún cuando hay niños. Y empezar a notar y a recibir todos esos gestos de colegas, es sumamente grandioso, señaló.
Al borde de las lágrimas, contó que las actividades abarcaban desde empezar a donar órdenes cuando hacían sus trabajos y decían, esto es para Helen, para que yo pueda tener mi ingreso, hasta pasar por cocinar arroz con pollo para la venta. Era un año en el que había cirugías en Buenos Aires, de muchos viajes y estaban pendientes que no falte nada, preguntaban si necesitaba algo, un pasaje. Fue una movida realmente importante.
Eran esas situaciones que te llenan el alma, que vos decís ¡chicos por favor!
. Ese arroz con pollo fue una movida del colega al paciente, del paciente a la familia
una cosa impresionante. Y no puedo transmitir uno a uno lo que realmente siento, dijo. Por eso eligió un espacio en PRIMERA EDICIÓN a fin de enviar un mensaje de agradecimiento a los colegas en general, muchos de los cuales actúan desde el anonimato pero pensando todo el tiempo en cómo hacer para ayudar.
Sucedió que estaba en su casa un sábado por la mañana, llamaron a la puerta y la visitaron colegas con cajas de verduras, de huevos, todo comida natural para mi tratamiento. Esto, además, de los remedios caseros, las cadenas de oración, las estampitas e imágenes de la Virgen.
Cuando el tratamiento comenzó a generar buenos resultados, Baumgarten pudo retomar su actividad, aunque con menor intensidad. Las chicas me ayudaban y les agradezco muchísimo, pero al poco tiempo tuve que volver a tratamiento al que me someto desde hace cuatro años. Pero estas cosas continúan. La colaboración de los kinesiólogos es constante.
A su parecer es como que adivinan. Me interno y al rato envían un mensaje preguntando cómo estoy, qué necesito, y estoy más que segura que nadie hace esto con intenciones de que se sepa. Pero estas cosas son lindas, estas cosas contagian, estas cosas en diferentes ámbitos son positivas, y si en diferentes lugares se sabe lo bueno que son estos gestos, no desde lo material, sino desde el hecho que hay gente que te está apoyando incondicionalmente, realmente te ponen las pilas y te incentivan a seguir luchando.
Profesión noble
Describió a la kinesiología como una profesión muy noble donde el colega se brinda en todos los aspectos. Ponés el cuerpo, emocionalmente tenés que animar y tenés que dar confianza. Psicológicamente tenés que estar firme como para transmitir esa fortaleza al paciente, más toda la preparación en la que uno invierte, toda esa nobleza, lo que realmente es la profesión, se ve reflejada en esto, en el dar. El profesional de la kinesiología se brinda, todo el tiempo. Y es lo que yo sentí y siento.
Reiteró que el acompañamiento es constante. Es, a veces, recibir un mensaje de un número desconocido diciendo: estamos en oración, con la palabra de Dios. Agradezco inmensamente y a veces lo guardo y pido oración cuando me siento débil. Siempre fueron gestos que realmente te sorprenden y que te llenan el alma. Estas son las bendiciones que te llevan a decir, realmente Dios está en esto y te agarra de la mano.
No reniego (de lo ocurrido) porque fueron años en los que pude dedicarme a hacer una introspección y aprender, y sanar. Las cosas vienen y hay que aprender a sacar el lado positivo. Y por eso me parece que estas cosas son lindas de transmitir, confió.
Al pie del cañón
Aseguró que tiene un ejército armado de amigos y familiares, porque gestos así como los que tengo de mis colegas, los tengo de mis amistades que están al pie del cañón con muchísimas actitudes similares. Pero a mis amigos me puedo acercar, decir, transmitir lo que siento. Y a muchos de mis colegas no los conozco.
Desde pequeña Baumgarten practicó danzas y quería relacionar su profesión a las actividades gimnásticas. Su madre no la desalentó pero que debería seguir una carrera universitaria. Fue entonces que buscó algo relacionado y eligió la kinesiología.
Me fascina estar en el consultorio con el paciente. Es como que el tiempo no pasa, es como encontrar mi lugar en el mundo. Esa era la sensación. Es agotadora porque una pone el cuerpo y físicamente termino agotada, pero estoy feliz de haberla elegido. Me da muchísimas satisfacciones, sobre todo con los pacientes, y no voy a olvidarme de ellos porque también otro gesto de incondicionalidad es el de ellos. En todo ese tiempo y cuando los encuentro.
Durante dos años intentó seguir, mantener el consultorio que fue su proyecto de vida. Primero fue con una socia con la que nos apoyábamos mutuamente porque éramos nuevitas hasta que adquirimos seguridad y cada una eligió un camino diferente dentro de la profesión. El consultorio fue mi proyecto, el que cumplí pasito a pasito, remando, como todos, pero el año pasado decidí cerrarlo porque es una profesión que realmente requiere frecuencia y permanencia. Es que el paciente te puede entender pero llega un punto que dice me tengo que curar y tengo que elegir a alguien que esté. En esos aspectos también están los colegas ayudando, colaborando.
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