Danna Báez (24) dijo durante el juicio que un joven de apellido Benítez la contactó con quienes le dieron la valija en Paraguay. Iba a recibir US$ 9 mil por llevar la cocaína a Ghana. La investigación que derivó en la condena a la narcodirigente misionera Danna Florencia Báez (24) en Brasil podría originar una pesquisa internacional, con foco en la provincia. Sucede que durante el juicio, la sentenciada involucró a otro joven misionero como quien la habría contactado con los narcotraficantes que le entregaron la valija con seis kilos de cocaína.
El muchacho, de apellido Benítez, es también oriundo de la tierra colorada y, según contó Báez al juez que llevó adelante las audiencias, ya habría realizado al menos un viaje como mula hacia África, casualmente el mismo destino que perseguía la condenada cuando terminó tras las rejas.
Tal como PRIMERA EDICIÓN informó ayer en exclusiva, Danna Báez fue sentenciada a 5 años y 10 meses de cárcel, en régimen semiabierto, por transporte de estupefacientes, después de ser sorprendida con una valija en la que viajaban seis kilogramos de clorhidrato de cocaína ocultos en un doble fondo.
La aprehensión de Báez se produjo el lunes 10 de julio de 2017 en Cascavel, a 140 kilómetros de Foz de Iguazú, cuando viajaba en colectivo hacia San Pablo. La propia joven confesó que la maleta le había sido entregada en un hotel de Ciudad del Este y que el objetivo final del viaje era Acra, la capital de Ghana.
No obstante aquello, este matutino pudo acceder al fallo de la Justicia Federal de Brasil, donde consta la sentencia contra Báez -quien permanece en libertad hasta tanto la misma quede firme- y, además, la declaración que la misionera brindó ante el magistrado al frente de la investigación.
En la misma la joven omitió dar los nombres del paraguayo y el árabe con los que se reunió en Paraguay, presuntos cabecillas de la organización narco, aunque consultada por las autoridades apuntó a otro joven de la provincia como quien le ofreció la posibilidad de hacer el viaje y, finalmente, la contactó con ellos. A continuación, el interrogatorio que consta en el expediente.
JUEZ: ¿Dónde le entregaron la maleta?
BÁEZ: Ellos fueron conmigo desde Ciudad del Este hasta la terminal de Foz de Iguazú y allí fue donde me dieron la maleta y yo subí al colectivo.
J: ¿Cómo conoció a esas personas?
B: Un amigo mío también viajó de esa misma forma y el me presentó a esas personas.
J: ¿Y quién es ese amigo? ¿También es argentino?
B:?Es un amigo de donde vivo, en Misiones. Es argentino.
J:?¿Cómo hizo contacto con esas personas??¿Por teléfono? ¿Cómo fue?
B: No, fue mi amigo quien me llevó a lo del paraguayo…
J: ¿Sabe el nombre de ese paraguayo?
B:?No, en ningún momento me dijo el nombre.
J: ¿Y cuál es el nombre de su amigo?
B: **** ****.
J: Y usted dice que su amigo consiguió llevar droga… ¿Recuerda hacia dónde?
B: África.
J: ¿Similar a lo que usted quería hacer?
B: Sí.
J: ¿Y usted sabe si él también llevó droga escondida en una valija?
B: Creería que sí.
Esa confesión fue un atenuante para la situación de Báez, quien recibió una condena bajo régimen semiabierto y prácticamente por el monto mínimo que prevé la ley brasilera para este tipo de delito, es decir, de entre 5 y 15 años.
No obstante, aquello no fue lo único que relató la misionera. Entre otras cosas, reveló que un hombre la esperaba en San Pablo y probablemente sería quien la llevaría al aeropuerto para abordar el vuelo hacia Ghana. Además, la joven confirmó qué monto recibiría en caso de llegar a África con los seis kilogramos de cocaína. Más o menos 9 mil dólares, dijo Báez, algo así como 185 mil pesos argentinos al valor de cambio actual.
En determinado momento de la audiencia, el juez le dijo a Báez que, por lo que se había escuchado durante la investigación, provenía de una buena familia. Entonces preguntó a la misionera si tuvo miedo. Sí, mucho, respondió.
¿Para qué necesitaba usted ese dinero con esa urgencia?, repreguntó el magistrado. En verdad, para ayudar a mi familia, a mi abuela, porque yo vivía con ella y estaba enferma. Necesitaba de un audífono porque ella no escucha de un lado. Yo quería comprarle eso a ella, respondió la eldoradense.
Sobre el final del interrogatorio, Báez reconoció que había estudiado Psicología y que, al momento de los hechos, cursaba la carrera de Administración de Empresas. ¿Alguna vez había tenido problemas con la Justicia o ésta fue la primera vez?, consultó el juez. Fue la primera vez, nunca había tenido problemas, cerró Báez.
Discussion about this post