El doble crimen que conmovió a la sociedad misionera ocurrió en agosto de 2015 y el homicida aseguraba que hablaba con los muertos. La primera suspensión del juicio oral y público contra Eduardo Bareiro (47) tuvo lugar en noviembre pasado y por razones insólitas: el acusado aseguró que hablaba con Sixto Giménez (60) y Josefina Villalba (43), a quienes había matado a tiros dos años antes.
La segunda suspensión del debate, la definitiva, se resolvió ayer y puso un punto final: el acusado confesó el doble crimen y firmó un abreviado por 25 años de prisión.
Los estudios psicológicos realizados al imputado indicaron que efectivamente comprendía la criminalidad de sus actos. Y parece haber quedado claro ayer, una vez que aceptó el monto ofrecido por el fiscal Federico José Rodríguez. Es que en el debate podría haber sido condenado a hasta 50 años tras las rejas, según pudo saber PRIMERA EDICIÓN.
El acta de acuerdo fue rubricado por el representante del Ministerio Público y el propio Bareiro, quien cumplirá la condena en la Unidad Penal III?del Servicio Penitenciario Provincial, la cárcel de Eldorado, una vez que el mismo sea homologado por los magistrados Atilio León, Lyda Gallardo y María Ramos, al frente del Tribunal Penal 1 de Eldorado.
Sangriento desenlace
El imputado debía sentarse en el banquillo de los acusados desde el jueves 26 de abril. Debía responder por el delito de doble homicidio simple en concurso real, por el que enfrentaba ese medio siglo bajo las sombras.
Bareiro fue detenido cerca del mediodía del lunes 10 de agosto de 2015, día en el que mató a tiros al vecino y a su ahijada . Del relato de los propios familiares de la víctima surge la reconstrucción del hecho y, sobre todo, la confirmación de la autoría del ahora condenado.
Aquel día, minutos después de las 8.30, Giménez, Villalba, el marido de la mujer y la hija de ambos, de 16 años, conversaban en la galería de la casa del primero, sobre calle Faustino Sarmiento del barrio Cooperativa de Colonia Victoria cuando irrumpió Bareiro.
Sin esgrimir palabra alguna y con un rifle calibre 22 milímetros en sus manos, abrió fuego dos veces contra Giménez, quien malherido buscó refugio en el interior de la vivienda.
¿Por qué le tiraste a mi padrino?, preguntó consternada Villalba al agresor, quien brindó una respuesta insólita en razón de lo que acababa de hacer. Este señor me debe, yo le hice ese baño privado y no me pagó todo, dijo el acusado, según el expediente.
Sin ánimos de detener la balacera, Bareiro volvió a cargar el arma y apuntó contra la hija de Villalba. Por favor, no le tires a mi hija, ella está enferma, lanzó conmovida la mujer, sin saber que esas serían sus últimas palabras: Bareiro volvió a gatillar y ejecutó a la madre de la pequeña.
Como si todo aquello no fuera suficiente, el ahora condenado persiguió a la menor y a su padre por un pastizal lindante, pero al notar que los vecinos intervenían para saber qué había ocurrido, resolvió dar marcha atrás e intentar escapar. No llegó muy lejos: efectivos de la UR-III lo detuvieron a los pocos minutos.
El doble crimen de Victoria conmovió a la sociedad misionera. Durante la instrucción, más allá de las presunciones, los peritos confirmaron que Bareiro era imputable. Sin embargo, en noviembre último, ante la versión de que hablaba con sus propias víctimas, la Justicia ordenó nuevos estudios. Esos análisis confirmaron que estaba en condiciones de responder por sus actos. Ayer finalmente lo hizo.
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