La consciencia del cuerpo y su conexión con la mente y la integración de ambos con el Universo.
Esto es a lo que nos va llevando la práctica del Yoga. En notas anteriores comenzamos a describir los chakras o centros de energía vital, que se distribuyen en todo el cuerpo y componen nuestra anatomía no visible, entre los que se distinguen siete centros principales, de los cuales habíamos detallado el de la raíz y el sacral, ubicados en la raíz de la columna vertebral el primero y a nivel del sacro el segundo.
Si el chakra raíz como vimos está relacionado con la supervivencia básica y el chakra sacral se vincula con el movimiento, los cambios, las emociones, la sexualidad y la creatividad, un poco más arriba tenemos el centro del poder individual. Nos referimos al Manipura Chakra o centro energético solar, ubicado en la columna vertebral al nivel del plexo solar, en el área umbilical donde hay muchas terminaciones nerviosas y desde donde irradia hacia el frente y arriba. Su glándula asociada es el páncreas y sus órganos correspondientes son el estómago, el hígado y la vesícula biliar.
Siendo su elemento rector el fuego, la función principal del Manipura es gobernar el proceso de combustión y asimilación de los alimentos, porque fisiológicamente esta zona del abdomen concierne a la transformación de los mismos en calor y energía para el conjunto del organismo.
Así, las personas que tengan fuertes vibraciones en el nivel de este chakra podrán obtener un gran beneficio del alimento que comen. En cambio quienes no parecen absorber suficiente energía a pesar de comer mucho, evidencian insuficiencia del elemento fuego en este centro, deficiencia que puede inducirlos a comer más de lo necesario con el riesgo de convertirse en obesos o diabéticos.
Asimismo, Manipura es el centro de la voluntad y el poder, que se expresan una vez equilibrada la dualidad de las polaridades del segundo chakra. Su principio fundamental es la conciencia de la acción. También estimula la afirmación del yo ante los ojos del mundo, cuyo aspecto excesivo es el orgullo y la suficiencia en personas cuyos principales intereses son la identidad, el dominio y el juicio.
Pero cuando la conciencia superior percibe y transforma esa energía, la eleva a una voluntad de servicio con nobles principios. El yogui, a su vez, traspasa este chakra para trascender su deseo de realización formal en espiritual.
Un desequilibrio en la energía de Manipura puede manifestarse por exceso como en la avaricia, el impulso abrumador de poder personal y la tendencia a actuar desordenadamente con agregado de cólera e impaciencia. Pero si su energía es débil o el centro está bloqueado, se bloquea la sensación de pertenencia, de autoconfianza, de satisfacción y la capacidad de establecer compromisos y mantener relaciones, lo que puede llevar al consumo de drogas o excitantes diversos que producen la sensación de liberarse de bloqueos y superar dudas, pero cuyo efecto no es duradero. Y todo esto con el agravante de que el estrés acumulado en la zona puede causar tensión (el nudo en el plexo solar), dolor y úlceras en el estómago, así como diversas enfermedades digestivas y cardíacas.
Si analizáramos las causas profundas de este estrés, comprenderíamos que a menudo realizamos acciones inadecuadas y que la voluntad de acción puede no estar al servicio de causas altruistas o del espíritu superior, ya que una acción equilibrada en todos los planos generaría un estado de armonía.
Cuando el Manipura está equilibrado proporciona fortaleza, buena salud física, iniciativa y valor para alcanzar grandes logros y la persona luce jovial, positiva, confiada en sus capacidades y afectuosa con sus allegados. Precisamente las cualidades de este chakra son la autoconfianza, la expansividad y la calidez. Su símbolo es un loto de diez pétalos, su color el amarillo, su metal el hierro y su planeta es Marte. Se corresponde con el sentido de la vista, su nota musical es Mi y el mantra armonizador es Ram. Las posturas del Hatha Yoga recomendadas para desbloquear y equilibrar este chakra son el arco, la nave, la pinza y la tabla con sus variantes, como siempre enriquecidas con la respiración completa y premiadas con una placentera relajación en el espacio de calma de la colchoneta, bajo la atenta guía de nuestro/a profe, en la hora del ahora, en completa armonía, irradiando paz. Namasté.
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