Los indicadores con los que se desarrolla Paraguay no son para nada distintos a los que se observan en Sudamérica y sobre todo en el Cono Sur. De un tiempo a esta parte casi todos los países de la región dieron un vuelco de gobiernos socialistas de centro izquierda a conservadores de centro derecha.
Todos tienen altos índices de pobreza traccionados por preocupantes niveles de corrupción en todos los poderes del Estado.
Sin embargo Paraguay posee algunos ítems bastante distintos que algunos de sus principales socios externos como Argentina, por ejemplo.
Como consecuencia del control monetario y la estabilidad de los últimos años, la inflación no superó el 8% anual en la última década y desde hace poco más de un lustro se ubica por debajo de 5% anual. Las reservas internacionales, en tanto, crecieron de 6.204 millones dólares en 2016 a 8.000 millones en 2017.
Paraguay tiene además la menor deuda pública de Sudamérica: 7.000 millones de dólares, lo que representa el 24% de su PIB. Ese panorama económico le brinda a Paraguay una ventaja por sobre el resto y las proyecciones son bastante alentadoras. Por ello es importante lo que decida hoy su sociedad.
Pero más allá de la bonanza financiera, lo que todavía no se advierte es el efecto derrame del que hacen alarde los partidos conservadores. En Paraguay la pobreza aún alcanza a casi un tercio de la población y la tasa de informalidad de su economía raya el 40%.
Todo ello sin contar que el país está clasificado entre los más corruptos del mundo, en el puesto 135 de una lista de 180 según Transparencia Internacional. Eso también debe pesar al momento de tomar una decisión en el cuarto oscuro.
Misiones, más que el resto de Argentina, deberá estar atenta a lo que ocurra hoy porque también se juega mucho en materia regional.
Tal es así que uno de los candidatos promete deshacer el acuerdo entre los presidentes Horacio Cartes y Mauricio Macri sobre las deudas cruzadas en torno a la binacional Yacyretá. También está latente la cuestión de las asimetrías y el rumbo que tomará la economía paraguaya a partir del comercio de frontera. Los paraguayos se juegan mucho y los misioneros, indirectamente, también.
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