Desde muy pequeña debió atravesar momentos de salud dolorosos. Su madre nunca bajó los brazos y ahora Tamara Fleitas impulsa su propio emprendimiento de repostería. Tamara Fleitas (23), luego de un largo camino de lucha para superar una agresiva enfermedad, hoy está al frente de su propio emprendimiento, encarando el desafío como una guerrera, fortalecida por cada obstáculo superado y con la firme determinación de hacer realidad sus sueños.
Cuando tenía 8 años le diagnosticaron hidronefrosis, por lo que fue derivada a Posadas porque en Oberá no había nefrólogo. Fue a quirófano, siete meses de internación y no mejoraba. Estaba desnutrida, descalcificada, pesaba 27 kg. Aún sin recursos decidimos llevarla a Buenos Aires, porque se agravaba. Con venta de bollos, empanadas, juntamos la plata y fuimos, relató la mamá Blanca.
El entorno familiar y la figura de una madre luchadora, capaz de hacer lo que sea para sacar adelante a su hija fue el prólogo de una historia cargada de vicisitudes.
Rogué a un médico para que tome su caso. Tenía una malformación congénita. Le colocaron un catéter y lamentablemente se rompió quedando suelto en el abdomen. A los 12 años debió atravesar nueve cirugías. Le sacaron el riñón. En un momento me dijeron que ya no había nada que hacer. Quedó con tres pedazos de catéter en el cuerpo, me dijeron que tenía una expectativa de vida de 3 años. Me mandaron a casa y me dijeron que disfrute de mi hija, el catéter podía tocar una arteria. La situación económica era crítica, llegué a pedir moneda en la calle, sufrimos mucho como familia, pero eso nos hizo fuertes. La fe nos sacó adelante y su fortaleza no nos dejó bajar los brazos, confesó la madre.
Tamara volvió de Buenos Aires con un panorama desalentador, sin embargo siguió estudiando. En la medida que podía terminó el ciclo secundario muy enferma, con apoyo de la familia, profesores, directivos, compañeros. La precaria vivienda en la que residía con su familia complicaba aún más su cuadro. Golpeando puertas, finalmente la familia pudo tener un techo digno. Tomó un año para recuperarse y estabilizar su salud. Tiene medio riñón nomás, con una patología que se llama hipositraturia, se cristaliza. Por eso debe seguir un tratamiento.
Igualmente inició la carrera de Repostería en Posadas. Nos sorprende cada día, vemos su pasión y ganas de superarse. Nada es impedimento para que siga adelante, señaló Blanca.
Seguir adelante
Yo me siento bien, tengo dolores, pero ahora estoy bien, afirmó la joven a PRIMERA EDICIÓN. Empecé un mini emprendimiento de repostería en mi casa. Más adelante quiero poner un local, pero eso es para más adelante.
Horneando Sueños se llama la empresa de Tamara. Me recibí hace dos años de Profesional Pastelera, lo que es tortas y decoración es un desafío que me largué a hacer y me gusta. Hace un año tengo mi emprendimiento, me ayuda mi mamá y si necesito mis hermanas. Preparo mesas dulces para casamientos o cumpleaños de 15. Una mañana desperté y le dije a mi mamá que había soñado con ese nombre y así quedó, Horneando Sueños. Empezamos solas, quiero conseguir un microcrédito. Estamos con la Municipalidad y con la Cámara de Mujeres Empresarias de Misiones (Camem), gestionando en una incubadora, detalló la joven.
Sobre las necesidades para hacer crecer su negocio, aclaró que se trata del equipamiento. Más que nada nos urgen las máquinas, por ahora todo lo hago manual.
A la hora de soñar, Tamara reconoce que tiene una poderosa visión. Me gustaría tener una confitería, un lugar para que la gente pase un buen momento, quiero implementar platos de otros países, quiero un lugar que tenga mi sello. Por suerte me está yendo re bien, increíble como la gente llega recomendada por otro y la verdad que a veces no sé cómo, pero llegan. El secreto me parece que es la pasión que le pongo, siempre lo hago con mucho amor, todo casero, es todo artesanal, manifestó.
La malformación congénita la llevó a lugares impensados, pero por contrapartida la transformó en una mujer capaz de sortear adversidades, espíritu que además lleva en la sangre.
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