A partir de lo sucedido con los abuelos residentes en un ancianato clandestino, el médico Ulises Soto, se referió a las habilitaciones y a los casos de los no reconocidos.
Las oportunidades efectivas de sentirse cuidados y queridos al llegar a la ancianidad en Misiones son casi directamente proporcionales a poder contar con espacios adecuados para ser contenidos. La realidad indica que son muy pocas y el hecho se hizo visible de la forma más dramática a partir de lo sucedido con los abuelos que se quedaron a la deriva por estar alojados en un ancianato clandestino.
El médico cirujano Ulises Soto, quien se especializó en Gerontología y es el director médico de Casa de los Abuelos, se refirió al trance vivido por los ancianos abandonados en una casa que era utilizada como Hogar clandestino.
La expectativa de vida, gracias a los avances de la ciencia, se está prolongando. Hoy en día, llegar a los 90 o 100 años ya no es una utopía. Cada vez hay más gente grande y al mismo tiempo menos espacios para ubicarlos. Después cuando ya se hace dependiente para higiene, simplemente ir de cuerpo o alimentarse, precisa de alguien que lo ayude. Lo ideal es que sea ayudado por gente profesional, explicó Soto.
Sin embargo, en la provincia, la probabilidad de encontrar un lugar de residencia para abuelos que cumpla con la ley es básicamente escasa. En Posadas hay solo cinco hogares habilitados mientras que, a nivel provincial, no llegan a quince.
Para habilitar una residencia para adultos mayores hay que pasar por no menos de diez organismos del Estado, se enlentece el trámite y, quien logra atravesar todos esos muros burocráticos, debe pasar después por un sinnúmero de presiones impositivas y laborales, por eso casi no hay, indicó el médico.
Fundamentalmente, Ulises Soto se mostró indignado por cómo se aborda la protección de los abuelos. Hay mucha gente que está en el contralor de los ancianatos: Dirección de Gerontología del Ministerio de Salud Pública (Mirta Soria), Consejo Provincial del Adulto Mayor (Alejandro Miravet), Subsecretaría de Adultos Mayores del Ministerio de Desarrollo Social (Inés Arias), Defensoría del Pueblo, Derechos Humanos, ANSwS, PAMI e IPS, sólo para nombrar la lista de oficinas públicas que están entendiendo la problemática. Pero vemos que pasan estas cosas y siguen pasando porque todo el mundo hace la vista gorda, nadie cumple la reglamentación, con todo todos los organismos de contralor existentes, cuestionó.
Soto lamentó que la Ley Provincial de Ancianato XIX-41 no se está cumpliendo. Es indignante, porque hay toda esta cantidad de organismos de contralor para que no ocurra; sin embargo, lo que hacen es enlentecer la posibilidad de adquirir la autorización legal. En algunos de estos lugares hasta camas cuchetas le ponen a los abuelos, que no pueden ni siquiera subir.
Los que administramos residencias para adultos mayores, que sí estamos habilitados, recibimos a cambio presiones, desde el punto de vista impositivo, Ministerio de Trabajo, y demás, por ejemplo Ingresos Brutos. En Misiones esto último es una presión impositiva muy alta para poder hacer un emprendimiento de este tipo, comentó Soto, quien ya lleva ocho años como director médico de Casa de los Abuelos en Candelaria.
Todos los requisitos
Primero, la carpeta debe iniciarse en Salud Pública, donde se explican todos los requisitos a cumplir; luego pasará por Municipalidad, que habilita el establecimiento geriátrico, que tiene que tener ciertas condiciones: pasillos amplios, espacio entre las camas, sanitarios privados en la habitación, brindar seguridad contra siniestros y demás. E iniciar de nuevo del recorrido en Salud Pública y Acción Social. Por supuesto después de haber pasado por Bomberos, AFIP, Rentas, ANSwS y demás.
Una vez que la carpeta es aprobada, una comisión conjunta con Desarrollo Social visita el lugar, habla con las personas mayores que están institucionalizadas para ver cómo están y velar que cumplimenten con las exigencias respecto del personal adecuado, profesional médico, especialista en geriatría.
Que ninguno o muy pocos tienen, explicó el médico Ulises Soto, quien sostuvo que el abuelo que trabajó durante toda su vida, el jubilado, en este momento está castigado. En nuestra provincia peor. A pesar de todo lo que se trata de hacer, el abuelo está desamparado en todos lados y también por parte de su familia. Llega un momento donde parece que el abuelo molesta, lo van desplazando al rinconcito de la casa y después lo sacan de allí. Lo peor que hay es institucionalizar al abuelo y si hay que hacerlo, debe ser en uno óptimo.
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