Cada vez es más necesario enfocarse en una óptica de mediano y largo plazo. ¿Qué hicimos bien?, ¿qué tenemos que aprender?La semana pasada me refería a la búsqueda de productividad de las empresas emergentes y su relación con las acciones conversacionales. Ya no es posible ser competitivo con el modelo tradicional que limita la creatividad y la iniciativa, fuentes de indudable poder.
Responder a nuevos retos con estructuras viejas implica el riesgo de desaparecer. Las empresas y organizaciones deben enfrentar el desafío de la transformación y ello trae consigo algunas dificultades que abordadas dialógicamente ayudan en este crecimiento.
Las competencias conversacionales generan mejoras en tres niveles básicos en la empresa: la tarea individual, la coordinación y el trabajo reflexivo.
Es decir, además de lo que cada individuo pueda dar o hacer, la coordinación que realicen entre ellos es fundamental: aprender a pedir, ofrecer, negociar y coordinar la acción para obtener resultados de vista a las inquietudes de un cliente, un proveedor y hasta del equipo de trabajo, requiere de buenas aptitudes conversacionales. Este trabajo de coordinación es esencial ya que individuos que trabajan bien de manera individual pueden causar estragos al no coordinar de buen modo dichas tareas.
Respecto al trabajo reflexivo, los tiempos que manejan las empresas, hacen que se consideren poco estos aspectos, primando lo urgente sobre lo importante. Sin embargo cada vez es más necesario enfocarse en una óptica de mediano y largo plazo. ¿Qué hicimos bien?, ¿qué tenemos que aprender?, ¿qué errores cometimos y como modificamos los procesos para hacerlo distinto?, no se trata de aprendizaje individual sino de aprendizaje colectivo, centrado en el futuro. Revisar nos permite aprender para poder transformar y mejorar.
Si revisamos las respuestas que cada uno ha dado a los interrogantes, podremos detectar -de acuerdo a los resultados que estamos obteniendo personal y profesionalmente- qué necesitamos cambiar, mejorar, desarrollar u optimizar en nuestros procesos.
Las desventajas que el desconocimiento de habilidades comunicativas supone dentro del ámbito profesional, se extienden a todos los ámbitos de la vida, incluso llevándolo a la pequeña célula familiar.
La comunicación es una herramienta de cohesión invaluable
Una vez que entendemos el poder transformador de la palabra y la incidencia que tiene es imposible prescindir de este aprendizaje, incorporar competencias conversacionales, nos permitirá mejorar el entorno en general y establecer relaciones basadas en el respeto y la confianza con los demás y con nosotros mismos.
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