La ira y la tristeza son dos caras de la misma moneda. Si tomamos consciencia de que muchas cosas que en verdad nos enojan en el fondo también nos entristecen, podremos abrazar esa pena y trascenderla con la humildad de quien reconoce estar herido, ya que solo el reconocimiento de la herida hará que podamos sanarla. Si no vemos la herida ¿qué vamos a sanar?
El enojo no nos permite ver la herida porque somos parte del conflicto, y en ese estar siendo parte asumimos un rol que nos permite desprendernos de la agresividad de todas las maneras posibles; murmuramos, agredimos, tendemos trampas, perseguimos, atacamos
Todas nuestras acciones encuentran una justificación; el otro me hizo primero tal o cual cosa, el otro no hizo o no dijo, etc. Entramos en la frecuencia del conflicto y no somos capaces de ver nuestras heridas.
Naturalmente ante el conflicto el organismo percibe peligro, y ante el peligro nuestra biología debe garantizar la supervivencia con un buen funcionamiento psicofísico, así que nos encontramos con elevados niveles de cortisol (la hormona del estrés) y si los sostenemos porque elegimos exponernos constantemente al conflicto tarde o temprano el estrés nos pasará factura.
Por ello pensemos: si una situación de conflicto dispara automáticamente nuestra respuesta agresiva es simplemente por una cuestión económica. Mi cerebro estresado quizás no tenga energía disponible para pensar, razonar, elaborar estrategias de comunicación y resolver el conflicto, por ende lo más rápido ahora es atacar (o huir). Esto no quiere decir que seamos agresivos, quizás solo estemos cansados y tristes. ¿Y si reparamos en esto? ¿Si asumimos por una buena vez que no somos seres súper poderosos que tienen la obligación de hacerlo todo bien? ¿Si asumimos que podemos equivocarnos? Podemos sufrir y cansarnos. A veces no damos más (y no tenemos por qué dar más
). Entonces, reconociéndonos heridos podremos descansar un rato en nuestra propia mirada compasiva y abrazarnos con la confianza de que mañana será un día mejor. ¿La clave? Autocompasión.
No tenemos por qué ser perfectos ¡y está perfecto que así sea!
Discussion about this post