Productor y director de radio y televisión, usará las herramientas que tiene a su alcance para contribuir con la tarea evangelizadora en el continente africano.Alan Solís (37) dejó a un lado las comodidades que tenía en su ciudad natal para viajar al continente africano y anunciar el evangelio entre los habitantes de los municipios de Lwena y Lumeje, provincia de Moxico, en Angola. Si bien comenzó a misionar hace unos quince años, su contacto con África no lleva más de doce meses, tras sumarse a un equipo argentino de sacerdotes y laicos.
Pertenecía a la comunidad de la Iglesia Inmaculado Corazón de María, de Villa Cabello, pero ser misionero no se le había cruzado por la cabeza, más allá de cursar estudios en escuelas católicas (salesianas, verbitas) y estar siempre ligado a la iglesia al igual que su familia. Nada le había llamado la atención hasta que conoció a un grupo redentorista de Chaco que estaba de visita en la parroquia San Cayetano. Ellos me evangelizaron y me gustó mucho, recordó, mientras se encuentra de visita en casa de su madre, en la Zona Oeste de la capital provincial, visitando a sus hermanos, su abuela y amigos.
Escuchó a un sacerdote decir que no solo se trata de anunciar el Evangelio sino de hacerlo práctica, entregándose y haciendo las cosas que necesitan. Me gustó mucho eso. Así comenzó y no paré nunca más. Estuve en Paraguay, en Brasil, Salta, Chaco. Luego la Diócesis de Posadas lo autorizó a viajar a Angola con el proyecto de Iglesias Hermanas, de la Arquidiócesis de Buenos Aires. Uno nunca sabe el techo porque Dios siempre te va guiando y abriendo las puertas, acotó Solís, que está semana volverá a Angola donde su tarea implica la visita casa por casa y el trabajo con los jóvenes.
Un día se sintió atraído por el trabajo que hacían los misioneros (catequesis, pastoral, se evangeliza casa por casa y uno va conociendo las realidades de la gente). Fui a mi parroquia -Sagrado Corazón de María- pregunto, me interiorizo, empecé a participar en los ministerios de música y un día en un retiro siento una cosa que me invitaba a evangelizar mas allá de la frontera, confesó.
En el municipio de Lwena, que tiene una población de unas 40 mil personas, empezó a conocer realidades muy feas. Se ocupó de brindar charlas de educación sexual, porque son muchos los casos de HIV, de embarazo no deseado y embarazo adolescente y, por ende, muchos abortos. Dicen que buena parte de esos problemas tienen que ver con la migración desde la República del Congo hacia Angola, agregó Solís, y aseguró que además de toda esa problemática, es un lugar complicado. No tienen energía ni agua. Si consiguen combustible pueden tener electricidad por cinco días pero luego carecen de ella durante cinco meses.
Al ser el portugués el idioma que se habla en la zona, a Solís le facilitó mucho a la hora de socializar con los pobladores porque acá estamos en la frontera, estudié algo y no me resulta difícil. De todos modos el portugués que utilizan no es el de Brasil, tampoco el de Portugal. Como en tiempos de la guerra muchos cubanos fueron a Angola se mixturó ese español con el portugués, dando vida a la manera que hablan ellos.
Recordó que Angola fue colonizada por los portugueses y tiene muchos dialectos, alrededor de veinte, porque son pueblos nómades. Se mueven mucho. Al principio nos costaba porque no entendíamos nada pero después nos fuimos adaptando porque nos acompañaban personas que conocían del tema y nos traducían, confió.
Con la comida sufrieron un poco durante los primeros tiempos porque lo básico es el funge, un almidón de mandioca o harina de maíz (polenta). Se come con pescado, y muchas hojas que utilizan para una especie de salsa. No conocen la carne. Con suerte comen dos veces al día y eso ya es bueno.
El clima es parecido al de Misiones, a diferencia que en Angola el suelo es arenoso y el calor es seco, tropical. Si bien las temperaturas oscilan entre 35 y 38 grados sufro más acá que allá. Hay temporadas en las que llueve mucho pero ahora las precipitaciones paran hasta septiembre, contó. La pobreza es extrema y hay muchísimas enfermedades. Muchos me preguntan como lo soporto, sostuvo, mientras se recupera de un brote de malaria, que junto con el paludismo causan estragos entre los nativos.
A través de la comunicación
El obispo argentino, Jesús Tirso Blanco, oriundo de Ramos Mejía (Buenos Aires), es quien cumple su tarea pastoral en la zona. Él me pidió que me quedara para seguir con la misión pero que, además, mi rol sería el de evangelizar a través de la comunicación, poniendo en práctica el título de director y productor de radio y televisión que obtuvo en Posadas y como trabajador de medios en Misiones.
Así es que estoy enseñando fotografía, estoy montando un estudio de radio y se viene uno de televisión. En ese proyecto trabajo con dos franceses y un italiano que son de Fidesco, una organización católica de solidaridad internacional.
Con un documental a medio terminar, por su mente da vueltas un proyecto de comunicación y de teatro, gracias a los cursos que participó en la Escuela de Música.
Explicó que esto tiene como objetivo educar, enseñar y entrenar las capacidades físicas de los chicos y jóvenes para desinhibirlos. Es que, a su entender, el teatro comunica y sirve de mucho. También hay un proyecto de cine comunitario. Como en Lwena no existen los lugares recreativos, de entretenimiento, con el cine comunitario queremos crear estos espacios. Para mostrar y crear conciencia. Hay films motivadores que buscamos proyectar porque hay jóvenes que están bajoneados, tristes, porque creen que no tienen futuro. Queremos que ellos puedan salir adelante.
Está satisfecho con su tarea porque la gente responde. En ocasiones, ve al blanco con un dejo de superioridad. Te preguntan, quieren saber cómo uno viste, cómo habla. Nunca se detuvo a evaluar el trabajo que hago porque a veces uno hace las cosas y te pueden salir bien o mal. Sí me siento feliz, creo que lo estoy haciendo bien, creo que una persona que se siente feliz por lo que hace, se apasiona por su trabajo, va por ese lado. Nunca pensé en irme. Entonces a veces me pregunto si es cierto lo que hago. Parece un sueño, una película.
COLABORACIÓN:
Solís pidió a la comunidad posadeña y de la provincia toda a colaborar con los pobladores de las comunas en las que se desempeña como misionero. Muchos ofrecieron ropas y calzados, que son sumamente necesarios, pero no podemos transportar semejantes bultos porque los impuestos en los aeropuertos son muy costosos.
Entonces lo que pedimos es una contribución en dinero que será utilizada para la compra, más que nada, de medicamentos e indumentaria. Y para llevar tranquilidad a quienes colaboraron, lo que haríamos nosotros es mostrar fotografías de los objetos en los que invertimos. Los interesados en ayudar con esta obra podrán contactarse a los teléfonos (3764) 294419/(3764) 906778 durante la jornada de hoy.
Discussion about this post