Durante el fin de semana extra largo se fueron conociendo mayores detalles de los proyectos de reforma laboral que impulsa el Gobierno de Mauricio Macri en el Congreso.
El momento en que el Ejecutivo presentó los tres capítulos iniciales de un plan de cambios mucho mayor no parece ser casual, especialmente en el ámbito legislativo, donde la oposición y algunos aliados circunstanciales de Cambiemos vienen fogoneando temas como tarifas, muy sensibles para el oficialismo de turno.
La reforma laboral había quedado completamente congelada no solo por una interna entre los gordos de la CGT y las CTA, sino también por diferencias entre los legisladores del peronismo que fueron luego acomodándose en diferentes bancadas según la afinidad de los gobernadores.
Ahora, el presidente Mauricio Macri instruyó a sus funcionarios para retomar la iniciativa, intentando que se enfoque la agenda pública y política en este debate.
Entre los ítems más conocidos está el blanqueo de los trabajadores eximiendo de multas a los empresarios que lo hagan, pudiendo el trabajador en su paso a la formalidad mantener su antigüedad.
Luego, aparece la idea de eliminar la indemnización como se conoce ahora mediante un fondo de desempleo que iría pagando el propio trabajador mes a mes con descuentos sobre su salario. Incluso, para el cálculo, el Gobierno propondría a los legisladores que se eliminen el sueldo anual complementario, los premios y/o bonificaciones y toda compensación y/o reconocimiento de gastos que el empleador efectúe hacia el trabajador.
Los tiempos en que pretende el Ejecutivo que la norma salga son casi inmediatos, sabiendo que muchos sectores con representación parlamentaria no están de acuerdo con parte de las propuestas y otros con ninguna.
Será un tiempo de mucha negociación, donde se esperan propuestas sensatas sin que el que ceda todo deba ser el trabajador.
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