Dólar fluctuante, tasas altas, inflación inmanejable, discursos contradictorios, precios creciendo a ritmo sostenido, tarifas del primer mundo con servicios de cuarta, correcciones permanentes de las metas económicas y financieras.
En el conjunto de los argentinos hay muy pocos a los que les conviene y les gustaría que al Gobierno le vaya mal, porque si es así a todos nos irá mal.
Enrostrarle al oficialismo sus magros resultados no es ser oposición, es intentar llevar las cosas al plano real, por más duro que les suene a los que apostaron por el cambio. Lo expuesto en el primer párrafo son datos de la realidad y es lo que provoca que a la gran mayoría le cueste salir adelante, llegar cómodo a fin de mes.
Que el dólar se salga de control, traccionado por un mercado que ya no apuesta sus fichas más caras a Macri, nos pega fuerte a todos, tal y como se viene exponiendo en esta columna desde hace semanas.
Del no debemos preocuparnos por el dólar de Marcos Peña todos los días a la suba del dólar afectará a la formación de precios y repercutirá en la inflación de mayo de Nicolás Dujovne hay un montón de argentinos que la pasarán mal. Para el Gobierno vuelve a ser un error de apreciación, un no pensábamos que esto podría ocurrir. Para los argentinos significa restar acá para poner allá y después vemos cómo lo solucionamos.
La inflación será de 10% dijeron a principios de diciembre cuando necesitaban aprobar su presupuesto. Cuando lo consiguieron llamaron a conferencia para autocorregirse y elevar la meta en 5 puntos y siguen cortos, siguen siendo irreales.
El macrismo es una contradicción permanente. En su etapa más profunda, el kirchnerismo llegó a tener 17 ministerios, muchos de los cuales funcionarios como usinas de negociados turbios. Macri, con todo su discurso de freno al déficit fiscal y en la mitad de su mandato cuenta con 21 ministerios.
El macrismo pasó del cómo hacer las cosas al qué hacemos ahora y todavía no cayó en esa realidad. Esa negación sumada al dólar flotante, a la inflación descontrolada, a los precios altos y las tarifas explosivas con pésimas prestaciones son claramente un combo peligroso.
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