Ernesto Doedderer – Posadas (Misiones) Señora Directora: Argentina ha sufrido históricamente distintos sobresaltos económicos, llamados comúnmente “crisis económica” y de pronto ciertos sectores de la sociedad identificados con la gestión de gobierno anterior, salen a expresar un resentimiento como si fueran los eruditos de la temática planteada y que nuevamente todos debemos asumir.
De por sí ya es una situación favorable para ciertos integrantes que tuvieron la suerte de ser electos para integrar el espacio legislativo nacional y en vez de buscar un consenso para lograr acuerdos en beneficio del país, prefieren poner obstáculos en todos los proyectos del oficialismo a cambio de ideas propias que no son posibles de llevar a la práctica, por la sencilla razón de la grave situación económica que ellos acompañaron en el pasado.
Los argentinos ya hemos sufrido distintos momentos de inflación galopante, hiperinflación de tal magnitud que los productos alimenticios aumentaban dos veces en el mismo día ¡de terror! y cada mes eran dos dígitos de inflación en aumento que agobiaban a la gran mayoría de la sociedad.
Quienes no vivieron esas épocas deberían por respeto- mantener el silencio y buscar información hablando con los protagonistas de aquellos tiempos que no fueron fáciles, más bien, muy complicados.
Escuchar las barbaridades que expresan algunos políticos que utilizan el nuevo mal momento que vive el país, es recordar viejas contiendas ya vividas en el ayer y que lamentablemente no sirven de nada, no mejoran las relaciones entre conciudadanos, entre argentinos.
Estamos perdiendo el tiempo con palabreríos y discusiones estériles, en vez de debatir ideas para encontrar el camino de salida que nos beneficie a todos los argentinos.
Basta de oportunismos y de creer que vivir del Estado es la solución, mientras miles de personas sufren y no saben qué pasará al día siguiente; algunos esperan soluciones y otros ya no creen en nada.
¿Qué hubiese pasado si las empresas petroleras y las que proveen energía eléctrica iniciaban demandas contra el gobierno? ¿Se entiende entonces del porqué de la suba de las tarifas?
¿De qué le sirve al trabajador común, a Juan y María Pueblo, hablar del dólar si lo que necesita es estabilidad económica?
¿Por qué agitar a la muchedumbre instalando miedos e inseguridades económicas?
¿Por qué ese egoísmo y ese furor por ganar un lugar para luego defraudar en la función encomendada?
¿Qué está pasando por la cabeza de los que pretenden desestabilizar al actual gobierno, apoyados por cierta prensa amarillista que llegó al colmo de mostrar un helicóptero insinuando que se repita la situación vivida en el pasado?
La sensatez y la cordura deben ser puntales en el comportamiento de quienes son nuestros representantes en tiempos democráticos en los que todos esperamos soluciones rápidas y no problemas que agraven el clima político actual.
Hay que sumar propuestas y multiplicar esfuerzos, en vez de restar y dividir que son enemigos de la unidad argentina.
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