El dicho sostiene que cuando hay mucha necesidad y no se puede cumplir con algún propósito, se desviste a un santo para vestir a otro. Así sucede en el cementerio El Salvador de esta localidad, donde los responsables de la administración van calculando a qué muerto pueden desenterrar para enterrar a otro.
Hace dos años, el camposanto comenzó un proceso de reordenamiento debido a que no hay más lugares disponibles. Por lo tanto, se empezó a aplicar una ordenanza sancionada en 1989, que regula la permanencia en el mismo.
En cumplimiento de esa norma, se exhuman los restos enterrados -en tierra o en nichos- desde hace más de 15 años y cuyos deudos no se han presentado a solicitar la prórroga correspondiente por diez años más.
En diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el encargado del cementerio, Claudio Konopka, explicó que la prórroga se puede solicitar siempre y cuando las tasas municipales estén al día y las tumbas estén debidamente identificadas, pero hay más de mil tumbas NN y, al no tener ningún tipo de identificación, para saber en qué fecha falleció ese difunto, estamos procediendo a realizar directamente la exhumación, señaló.
En rigor, la ordenanza es bastante amplia y la intención de las autoridades de la Municipalidad es ir cumpliéndola de a poco, aclaró el funcionario después de que mucha gente se acercara en los últimos días preguntando por qué no se había comunicado la decisión de exhumar los restos.
Hace dos año estamos informando a la población a través de todos los medios disponibles, de esta situación; pero, así y todo, hay personas que sostienen que no están al tanto de la novedad, lamentó Konopka, agregando un dato para analizar con detenimiento: hoy por hoy, el cementerio no puede garantizar que cuando se entierra a un difunto, no haya restos de otra u otras personas debajo.
Por ese motivo se han comenzado a hacer las exhumaciones de los que están enterrados desde hace 25 años o más. Hace dos años venimos etiquetando restos y muchos familiares todavía no han pasado a interesarse, remarcó el encargado, al tiempo que explicó que, una vez que los restos se identifican, se los coloca en una urna que es depositada en el osario por dos años. Pasado ese lapso, se entierran en una fosa común que está detrás de la cruz mayor.
Es complicadísimo enterrar a un difunto en este cementerio y, si bien nosotros ya tenemos marcadas las tumbas cuyos restos se pueden exhumar, de unos 150 difuntos del año 1992 para atrás, vamos decidiendo cuáles exhumar de acuerdo al estado de cada una, apuntó.
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