Aseguran que enfermedades tradicionales de adultos mayores se ven en personas cada vez más jóvenes y la provincia no es la excepción.
Según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo, realizada en 2013, la curva continúa su franco ascenso cuando hablamos de obesidad, de sobrepeso, de consumo de sal y vida sedentaria y Misiones no es la excepción.
Para mejorar la situación, la buena alimentación juega un papel más que importante. Reducir el consumo de sal, aumentar el de agua, realizar actividad física e incluir frutas y verduras a la dieta es el camino. Para ello, se realizó una charla con diferentes sectores para analizar de cerca las nuevas guías alimentarias y diseñar políticas públicas para poder cambiar los hábitos alimenticios de los misioneros que, a simple vista, no son los mejores.
Nuestro hábito alimentario es muy particular, tiene mucha influencia de las corrientes poblacionales que tenemos y de los países limítrofes, señaló a PRIMERA EDICIÓN la directora de Atención Primaria de la Salud del Ministerio de Salud Pública, Viviana Ramírez. Si bien somos una provincia muy rica en producción de alimentos, frutas y verduras saludables, no consumimos lo que producimos y, en muchos casos, mantenemos un alto consumo de harina y carnes, agregó.
Para colmo de males cuesta cambiar los hábitos alimenticios, como todo hábito. Nos sucede cuando nos toca atender a una persona con diabetes, hipertensión o sobrepeso y le pedimos que cambie hábitos que conoce y construyen desde que nació, indicó Ramírez.
Ejemplificó con lo que empieza a pasar cuando la mamá vuelve a trabajar y piensa que darle al bebé la mal llamada leche maternizada es mejor que darle la teta. Ésto es una confusión de marketing. Luego, cuando el niño comienza a probar alimentos diferentes a la leche, lo primero que incorpora incluso con la mamadera es una gaseosa o un juguito, porque pensamos que al ser de soja es saludable y así el niño no incorpora agua como primer líquido fuera de la leche. Cuando comienza a comer más variado se introducen rápidamente los fiambres, los embutidos, los snacks como premio y esto hace que el niño vaya adquiriendo un hábito, detalló la funcionaria de salud. Esto quiere decir que es la conducta de la familia la que propicia que un niño sea obeso y esa actitud es la que cuesta cambiar.
Lo mismo sucede con la actividad física. El niño no está quieto porque quiere sino porque aprende de sus padres la vida sedentaria. Es mejor tener el niño sentado mirando la tele o con el celular, que en la calle en bicicleta, dijo Ramírez.
Todas estas cuestiones, tan arraigadas en la cotidianeidad, son el caldo de cultivo necesario para que aparezcan las enfermedades crónicas no transmisibles que han cambiado la situación epidemiológica en la provincia. Hoy hablamos de una epidemia de obesidad y sobrepeso. La principal causa de muerte general en Misiones son las enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, el ACV, el infarto agudo de miocardio; en segundo lugar están los tumores que tienen un origen en el estilo de vida poco saludable, después la diabetes y luego recién las infecciosas y las causas materno infantiles. Cambiamos completamente el perfil, indicó Ramírez. También cambió la edad de ocurrencia porque diabetes e hipertensión hace diez años eran cosa de nuestros abuelos, algo que sucedía a los 65-70 años y hoy tenemos personas económicamente activas, de 35-40 años, que sufren su primer infarto lo que, muchas veces, genera un cambio en la dinámica familiar por todo lo que viene en el proceso de recuperación.
Algunos de los malos hábitos de los misioneros
Con respecto a cómo comen los misioneros, la licenciada en nutrición y responsable del área Nutrición de la Unidad Coordinadora del Programa Materno Infantil, María Esther Zadorozne, explicó a PRIMERA EDICIÓN las principales dificultades. En relación al consumo de agua, indicó que lamentablemente se consume más gaseosas, jugos o tereré pero con jugos artificiales y remarcó que la gente puede reducir el peso únicamente cambiando las bebidas como gaseosas y jugos por agua y dejar aquellas para casos excepcionales. El agua tiene que ser la principal base como aporte hídrico.
¿Cuáles son las consecuencias de no tomar agua? Múltiples, afirmó Zadorozne, porque en principio el agua nos hidrata, interviene en el metabolismo, ayuda a la excreción de todas las sustancias del cuerpo y también nos da cierto grado de saciedad. Pero reemplazamos el agua por otra bebida, que si bien contiene agua tiene agregado de azúcares, estimulantes, cafeína y demás. Uno de los ejemplos de ello es el mate, bebida más que tradicional entre los misioneros. Bienvenido sea el mate, pero termina siendo diurético, por lo que igualmente necesitamos tomar un vaso de agua porque no compensa.
En el caso de las harinas, Zadorozne indicó que lo mejor es reemplazarla por las integrales y granos. De igual manera no estamos prohibiendo una porción de pastas sino comer con moderación sin el agregado de salsas o aderezos. Nuestro plan de alimentación tiene que ser lo más variado y natural posible. En cuanto al consumo de sal, la nutricionista destacó que tenemos la ley de Menos sal más vida y se está trabajando ampliamente en la provincia. Han adherido panaderías y hay algunos comercios de comidas elaboradas que agregan menos sal. Muchos municipios ya han adherido a la ley.
Como Ramírez, Zadorozne remarcó que los índices dicen que está aumentando la obesidad, lo que quiere decir que estamos comiendo mal. Por lo que deberíamos reducir el consumo de harinas, de panificados, menor cantidad de sal y hacer más actividad física: caminar, estimular el movimiento en los recreos de las escuelas, las pausas activas en las oficinas, reemplazar el ascensor por la escalera… pequeñas acciones que ayudan.
Una tarea intersectorial
El miércoles, representantes de varias entidades del Estado como el Ministerio de Salud Pública, de Educación, de Desarrollo Social, el Consejo General de Educación y la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados, se reunieron en el Centro del Conocimiento con la intención de analizar las nuevas guías alimentarias diseñadas por Nación y adaptadas por el equipo de Nutrición de Salud Pública y el Colegio Profesional de Nutricionistas de la Provincia.
Le hemos incorporado productos regionales como el mamón, la palta, la mandioca, carambola, pitanga, el chu chu. La idea es también propiciar la producción porque hay que consumir más regionales, indicó Zadorozne.
En la implementación de una guía no basta solo con publicar el material bibliográfico sino también se debe analizarlo, trabajarlo, darle herramientas, ver las dificultades y esto va de la mano de una legislación que nos permita avanzar hacia una alimentación saludable, remarcó Ramírez.
En ésto, la agricultura familiar juega un rol preponderante. En este sentido, Ramírez destacó que Agricultura Familiar tiene el programa de huertas urbanas que trabaja con las escuelas y las familias que quieren volver a cultivar en sus casas. Debemos fomentar este tipo de conductas.
Para finalizar, remarcó que por eso insisto en que no alcanza con la recomendación del médico, solo sirve si nos unimos intersectorialmente y tenemos políticas públicas que apoyen al cambio en el estilo de vida.
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