De familia de músicos se convirtió en la primera egresada de la Escuela de Música de Misiones, con el título de profesora de violín. Hoy es una artista virtuosa y consagrada. Piano, violín y saxofón. Estos son los instrumentos que toca Claudia Belén Malla, pero ser plurinstrumentista no significa un ataque de vanidad, sino una manifestación más de su desarrollado instinto de sensibilidad, una pasión que siente al desprender de ellos los sonidos más armónicos.
Tiene 34 años y nació en Posadas, en el seno de una familia de músicos: Por parte de la familia de mamá son todos instrumentistas y cantantes que no hicieron carrera, lo hacen por afición porque aman la música. Ese universo musical la llevó a estudiar piano desde muy pequeña, con 9 años inició sus pasos en la Escuela Superior de Música. Aunque fue el sonido del violín el que conquistó su corazón y decidió dejar el anterior por éste.
Cuando se le pregunta ¿por qué el violín? ella responde: Me atrapó, me gusta y no hay una explicación concreta. A los 16 años me cambié de instrumento y comencé la carrera.
En poco tiempo el camino se transformó en un sendero de éxitos y logros profesionales. Ella es la primera egresada de la Escuela de Música con el título de Profesora de Violín, con diez años de trayectoria laboral en dicho establecimiento. Allí dirige la orquesta juvenil, en la carrera del nivel medio y superior. Y además integra la orquesta del Parque del Conocimiento, un centro cultural de Posadas.
Hoy la violinista asegura que su vida es el violín. Todo gira entorno a las cuatro cuerdas.
Y para mantener el nivel profesional tiene una exigencia de entre cuatro a ocho horas diarias de práctica porque solo así se logra tocar bien el instrumento y mantenerse. Si un día no practico equivale a una semana que mi músculo se duerme, entonces todos los días es de práctica.
Y toda esa dedicación, esa vehemencia se siente cuando Belén toma el violín en sus manos y le arranca los sonidos más exquisitos. En ese momento uno comprende que el violín no hace más que expresar la personalidad de la joven, ella de contextura delicada y juvenil, es generosa y noble.
Desde hace años lleva su arte a distintos espacios, algunos casi olvidados por la sociedad. Entre ellos la cárcel de mujeres donde junto a su hermana, contrabajista, ofrecen conciertos de música religiosa.
Como recompensa se lleva gestos, miradas y sonrisas de agradecimiento. Las mujeres nos esperan, son tan agradecidas y ese agradecimiento se siente. Es que para Belén la música toca los corazones. Y especialmente sana heridas e ilumina el alma.
Discussion about this post