Al activarse el Ajña chakra, la persona armoniza sus fuerzas interiores y se experimenta en plenitud como el Yo Soy. Mediante el poder de la propia voluntad e imaginación, podemos crear nuevas realidades para nosotros mismos.
Durante nuestra práctica de Yoga es posible percibir en el cuerpo físico cómo se va transformando la energía de base, cómo se refina y se sutiliza de centro en centro al ascender hacia planos más elevados. Es por eso que tu profe acostumbra a indicar el paro de hombros al finalizar la secuencia de posturas, ya que no solo favorece el retorno venoso, sino que es beneficioso para todos los centros energéticos y particularmente para los de la cabeza. Y al terminar la clase, luego de la relajación, sentaditos muy quietos en una breve meditación, concentrados en el chakra del entrecejo, percibimos los efectos de la atención plena y el autoconocimiento ejercitados durante toda la práctica, que nos ayudan a mirar la realidad con la mejor predisposición.
Decíamos en la nota anterior que el desarrollo armónico del centro del entrecejo proporciona conocimientos concretos y también claridad de percepción y de juicio porque es la sede de la mente concreta, del pensamiento racional y la memoria, donde hay un fluir constante de pensamientos, imágenes fugaces e ideas que nos posibilita experimentar el transcurso del tiempo. Pero también nos permite ejercer control sobre la personalidad al conectarnos con la sabiduría y con la evolución espiritual, porque cuando ese flujo de los pensamientos se aquieta por medio de la concentración y la meditación, en ese estado de conciencia propio de la mente superior ya no hay experiencia del tiempo sino del ahora.
Es por eso que al activarse el Ajña chakra la persona armoniza sus fuerzas interiores y se experimenta en plenitud como el Yo Soy, porque este centro rige también la visión intuitiva y todas las actividades mentales superiores. Pero si este centro es débil, la persona se muestra influenciable, dubitativa, sin fuerza interior para asumir su libre albedrío. Asimismo, si este chakra se desarrolla sin relación con la espiritualidad y el amor, la persona puede volverse obstinada, autoritaria y materialista. Consideremos que los mayores bienes y males del mundo están producidos por poderosas corrientes de pensamiento que operan sobre la humanidad. Estamos influyendo constantemente en los otros con nuestro pensamiento, y somos influidos por ellos. Sin embargo, así como a la mente corresponde aprehender la vida en el plano formal, también puede canalizarla hacia el principio unitario que subyace a todo el Universo, hacia la integración armónica de polaridades, hacia la no dualidad, como dice Dominique Coquelle.
En coincidencia, el Dr. Hugo Ardiles expresa que el Ajña es el centro director de la persona y sede del Raja Yoga, el Yoga de la conciencia y la meditación; se relaciona con nuestra mente superior y nos conecta con nuestras capacidades creativas y también transpersonales.
Es por eso que, activado este chakra, según Keith Sherwood la realidad objetiva que experimentamos en el mundo físico es la manifestación de la realidad subjetiva creada de antemano en el plano mental. En un proceso que de inconsciente se hace consciente, mediante el poder de la propia voluntad e imaginación, podemos crear nuevas realidades para nosotros mismos que concuerden con nuestro Dharma o propósito existencial y nos conduzcan hacia nuestro objetivo de plenitud y alegría incondicional, más allá de los temores y las vinculaciones materiales que nos distraen de vernos como la unión de los sí mismos, como el Yo Soy.
Pero, aun habiendo llegado hasta aquí y aunque podamos conocernos en nuestra multiplicidad, nuestro desarrollo no está completo porque nuestra experiencia del sí mismo continúa diferenciada desde el Todo. Todavía hay dualidad. El paso final, que es la fusión del campo de energía personal con el campo universal, o la fusión del Yo Soy con el Todo, tiene lugar cuando se despierta el séptimo chakra, el centro de la coronilla, el Sahasrara, que es el tema de la próxima nota.
Uuuh
! Ahora
estamos finalizando la hora de Yoga, la hora del ahora, muy relajados en el presente de la colchoneta, con mucha paz, sintiéndonos en el sí mismo y experimentando el Yo Soy en el Ajña Chakra, para regresar enseguidita a la cotidianeidad con la mejor onda. Namasté.
Colabora
Ana Laborde
Profesora de Yoga
376-4430623
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