Ernesto Doedderer – Posadas (Misiones) Señora Directora: Hace varios años los venezolanos sufren la tiranía de un personaje para el olvido que ya dejó este mundo y que a la vez tuvo la pésima idea de lograr la continuidad de su nefasta gestión, concretándola con el actual personaje criminal al cual no le importa dañar o hacer sufrir a sus conciudadanos durante su mandato, ya muy criticado por la gran mayoría de los países del mundo.
De ahí que nace el concepto de endemoniado, que goza y disfruta el sufrimiento masivo de millones de seres humanos que, a su merced y bajo su dominio total, deben soportar muchísimos problemas; especialmente el alimentario.
Pero la sociedad no lo compara con quienes también han realizado actos de lesa humanidad, tampoco organismos defensores de los DDHH ponen de manifiesto su opinión y presionan para que este individuo inescrupuloso y tirano abandone el lugar que no le corresponde, aunque lo manifieste públicamente como si las elecciones fueran un ejemplo de imparcialidad y corrección.
Sin embargo, todo sigue como algo normal y los que se rasgan las vestiduras en defensa el sistema democrático prefieren mantener el silencio para no inmiscuirse en asuntos ajenos. ¡Vaya hipocresía y necedad!
Se dice que somos americanos y hasta se firmaron acuerdos para que la democracia sea defendida, cueste lo que cueste, pero sólo fueron intensiones, sólo palabras vacías de contenido que nunca ayudaron a evitar estos abusos que lastiman, que duelen, pero no a los que la deben defender. Quizás porque a ellos no les toca de cerca el problema.
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