El catamarán se interna en el lago y algunos kayaks se montan en la onda que deja en el agua, pasa bajo los cables de tiro bungee y poco después atraca junto a unas empinadas de rocas grises, donde todo está listo para la escalada con cuerda, la scala ferrata, la tirolesa y el rappel para el regreso.Estas son algunas de las actividades acuáticas y en roca que se pueden practicar en una excursión de una jornada en el embalse Los Reyunos, a 35 kilómetros de San Rafael (Mendoza), considerado el paraíso del turismo aventura. El espejo de agua que forma el embalse del río Diamante es de unas 750 hectáreas, con un contorno irregular, pequeñas entradas y bahías, rodeado por las Sierras Pintadas, algunos de cuyos picos forman islas al emerger en diversos puntos del lago. Estas serranías nada tienen que ver con la cordillera de los Andes, pese a su cercanía, ya que son mucho más antiguas, con unos 270 millones de años.
La nave atraca en una angosta playa, a metros de paredones a casi 90 grados, donde tras un breve trekking comienza la escalada, primero con ayuda de cuerdas y luego por una scala ferrata, con barras de metal incrustadas en la roca a modo de escalones. Pronto el grupo -con sus cascos y arneses de seguridad- está varias decenas de metros arriba de la superficie del lago y allí comienza el descenso, en principio por una tirolesa de 120 metros, que es la primera sensación de volar del día. Colgados de la roldana que se desliza sobre el cable de acero se llega a un promontorio desde el cual se hará la bajada final mediante rappel, por una pared que cae a pico en un precipicio de 60 metros y termina junto al lago, desde un borde abrupto.
Los instructores se ocupan de la seguridad y nadie puede acercase al borde sin su arnés ligado a una cuerda fija sujeta a las rocas. El lugar brinda una vista panorámica que relaja los nervios de los primerizos, quienes tienen la propuesta alternativa de utilizar la vía de escape en compañía de un instructor por un sendero descendente.
Uno de los instructores baja y se encarga de la cuerda de frenado para el caso de que alguno pierda el control, lo que impediría su caída y permitiría a los expertos bajarlo en forma controlada. Una vez finalizado el descenso, de espaldas al suelo, pronto el grupo navegará hacia el punto de partida.
Allí un vehículo subirá a los más agotados, en tanto los que estén en mejor estado usarán las escaleras para llegar hasta la tiro bungee, la segunda sensación de volar de la excursión.
A diferencia de la tirolesa, donde la persona se desliza sentada, controla la velocidad y frena a voluntad con una mano, en este caso se vuela colgado de la espalda, en posición horizontal y con las manos libres unos 600 metros y a 40 metros sobre el lago.
Quienes puedan controlan la posición del cuerpo pese al fuerte viento que tiende a hacerlos girar podrán graban videos o tomar fotos.
Al llegar oirán los gritos de quienes los esperan: bolita, bolita y entonces deberán poner el cuerpo en esa posición para tener un cómodo aterrizaje asistido en la otra ladera, unos 25 metros más abajo del punto de partida.
En el parador Kaike hay un comedor en el que se sirven comidas rápidas y bebidas frías y calientes, y de allí algunos salen a remar en kayaks, otros a practicar algo de trekking con un guía y otros permanecerán en el lugar hasta el momento de la partida.
El lugar es abierto para todo el público que quiera solo disfrutar del paisaje desde espacios para picnic o desde el parador.
Los Reyunos está de temporada todo el año, con turistas en traje de baño en verano, disfrutando del sol y el agua refrescante, y con grupos ataviados con ropa de montaña, sogas, arneses, roldanas, gorros y cascos, en la temporada fría, época en la que llegan adultos jóvenes, de 25 a 40 años, en busca de aventura. Sobre las limitaciones para practicar este tipo de turismo, los expertos afirman que lo puede hacer gente de ocho a unos 65 años o más en buen estado.
Los guías locales aseguran que en cada punto donde se practican las actividades mencionadas cuentan con vías de escape, que están por si ocurre algo y hubiera que evacuar a alguien en emergencia.
Aunque lo ideal es disponer varios días para practicar esas actividades de una por jornada, hay excursiones que permiten picar un poco de cada una durante una sola jornada, y quizás luego repetir a fondo la que más les agrade.
Fuente: Agencia de Noticias Télam
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