La cita es en el Espacio Wellness, ubicado en Sargento Cabral en la esquina del Parque Paraguayo. Todos los martes a las 20.30, clase abierta y gratuita. Probá reír, un poco, ¡mucho!, este martes.Jaja, jojo, jeje…¡jajajaj! Un descanso ¡por favor! Así es una clase de Yoga de la risa con María Cristina Siry, una mujer que contagia su buena energía.
Fui a vivir ese momento para contarles y transmitir lo que se siente, aunque resultará un tanto difícil porque todos los buenos momentos siempre son mejores vivirlos que contarlos.
La cita es a las 20.30 cuando te preparás para comenzar a reír, al principio con risa falsa, inventada, pero que al segundo se convierte en real porque la situación te invita a reír de la risa misma, de las risas de las otras, pero principalmente de vos misma. La instructora explica que no importa que la risa sea falsa porque acá se trabaja la respiración de allí el nombre de Yoga de la risa porque se trata de respirar profundo y soltar la risa y carcajada largando todo el aire. De esa manera se trabaja el diafragma.
Durante la clase no está permitido dialogar (conversar entre los participantes), solamente hay que reír al mismo tiempo que realizás los ejercicios como el de imaginar que tenés tu boleta de luz en la mano y le hablás enojada en un jeringozo: ¡blablu joromi, inventándote! muy enojados. Y luego largar una carcajada, siempre mirando tu mano, señalando esa boleta que se convierte en ridículamente graciosa. Pero claro, una cosa es decirlo y otra más graciosa es verte haciendo eso, y ver a las otras haciéndolo. Digo las otras porque en la clase fuimos todas mujeres, pero se suman hombres también porque del estrés no se salva nadie que no realice al menos una actividad diaria para relajarse.
Después de cada ejercicio de auténticas carcajadas te duele la panza, el diafragma que es el que tiene que trabajar, un músculo que recibe todas las tensiones y que si se distiende hace que repercuta en todos los órganos del cuerpo. Además, está científicamente comprobado que al reír irrigamos el cerebro y desconectamos totalmente, solo estás en ese presente limpiando tu cabeza de ese tempestuoso mar de pensamientos. ¿Para qué reír?, para liberar tensiones y liberarnos de cargas emocionales. Ya en ese momento sentís la sensación de relax, de paz y hasta de armonía. Es como que alguien te dijo: se terminaron tus problemas, ahora podés ser feliz y disfrutar. Más allá de que muchas llegamos con enojos del diario vivir salimos realmente felices y satisfechas por haber asistido a esta invitación gratuita de los martes porque reír es cosa seria.
(Por: Rosanna Toraglio)
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