Los abuelos representan experiencia, sabiduría. De eso se trata el abuelazgo: de transmitir todo lo que ellos han vivido y aprendido. Hoy en día la gente joven no suele juntarse con los mayores como antes, porque nuestra cultura no honra la vejez.
¿Cuál es la tarea de los abuelos? Hablarles a las generaciones más jóvenes de su experiencia de vida. Abuelo/a, tu tarea está en tu boca. Es una experiencia gratificadora y sumamente amorosa poder hablarles a tus hijos, a tus nietos y a tus bisnietos y contarles desde tu experiencia todo lo vivido. Los abuelos deberían ser modelos de vejez. Es decir, que las generaciones que siguen miren cómo envejecen y sean inspirados.
Albert Schweitzer recibió el Premio Nóbel de la Paz a los 77 años y daba conferencias en Europa. Giuseppe Verdi presentó su obra Otelo a los 74 años. No hay que jubilarse emocionalmente. La tarea de los abuelos es demostrar que no hay fecha de vencimiento, que todos podemos seguir creciendo porque la vida no va hacia arriba y luego declina, sino que vamos de mejora en mejora.
¿Qué sucede con los adultos, es decir, la segunda generación? Nuestra tarea es producir, generar, movernos. Pero muchas veces ocurre que heredamos algo de nuestros padres y nos deprimimos. ¿Por qué? Porque heredamos algo y no lo construimos nosotros. En estos casos, lo que deberíamos hacer es superarlo. Si nos dejaron un consultorio médico, podemos ir por el segundo. Si nos dejaron una actividad comercial, podemos producir más. Porque si no se construye sobre lo que se hereda, tarde o temprano, se termina perdiendo. La tarea del adulto es hacer y mejorar todo lo que viene a sus manos.
Los nietos simbolizan la promesa. Vos, hijo/a, sos una promesa de que todo lo que hicieron tus padres y tus abuelos valió la pena. Dice el Dr. Juan Carlos Kusnetzoff que los jóvenes pueden reparar dolores de los padres. Es decir, que ellos pueden lograr lo que padres y abuelos no lograron. Los que somos hijos de inmigrantes sabemos que nuestros abuelos y padres vinieron de Europa durante la guerra, sin nada. Ellos vinieron en dolor pero los hijos y los nietos, en general, triunfamos. Nuestro mensaje para ellos es que valió la pena todo lo que atravesaron.
Si soy hijo, ¿cómo sé si lo que estoy haciendo es porque yo quiero o porque me lo transmitieron mis padres y es un mandato familiar? Por ejemplo, hay personas cuyos abuelos y padres son abogados y ellos también son abogados. En algún momento quizás ese joven se pregunte: ¿Yo realmente quiero ser abogado o lo soy porque lo heredé de mi papá y de mi abuelo?. Si lo que heredamos lo estamos mejorando, es porque nosotros lo elegimos. Pero si lo que heredamos lo estamos desmejorando, es porque no estamos haciendo nuestro propio deseo.
Tres generaciones: tres aportes valiosos que hacen de este mundo un mejor lugar donde vivir.
Colabora
Bernardo Stamateas
Doctor en Psicología, Sexólogo Clínico, Escritor y Conferencista Internacional.
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