Un espacio dedicado a los docentes de la Escuela 324 del Kilómetro 9, en Colonia Aurora fue convertido en centro cultural. Allí se gestan acciones hacia la comunidad.La casita que está dentro del área de preescolar de la Escuela 324 en el paraje Kilómetro 9 de este municipio pasó de ser un espacio semiabandonado a un lugar de transformación para la comunidad local.
Allí, en el corazón del monte misionero, vio la luz el proyecto A Casinha da Maestra, que tiene como objetivo destacar la importancia de la educación para el crecimiento de la sociedad. Se puso en marcha a través de un movimiento artístico-cultural que comenzó con algunas acciones concretas y que ya es imparable, al decir de su impulsora, la docente Marisa Biechteler.
La semana pasada, Biechteler recibió un premio de 30 mil pesos en materiales de construcción para refaccionar la casita de madera. Sin embargo, la pequeña edificación es más bien simbólica; todas las actividades del proyecto llevan ya bastante tiempo beneficiando a su entorno.
De hecho A Casinha da Maestra, bautizada así por los alumnos de la escuela de frontera, donde predomina el portugués, genera integración con la comunidad aborigen Ara Poty gracias a la ayuda de la médica Lucía Filippin.
Trabajar con la doctora Filippin en la aldea nos permite realizar actividades que ayuden a mejorar la calidad de vida de estas personas y su inclusión en la sociedad, comentó Biechteler a PRIMERA EDICIÓN durante su visita a Posadas para acreditar el galardón recibido.
La casita cuenta, además de la colaboración de profesionales, de un grupo de destacados artistas, quienes brindan sus saberes y su tiempo en la comunidad, indicó la docente.
Así, por ejemplo, logramos detectar familias en situación de extrema pobreza con la ayuda de las promotoras de salud. Así las podemos ayudar con donaciones, además de solicitar a las autoridades la gestión de documentos de identidad, si hiciera falta, y verificamos que los niños vayan a la escuela, que es donde sus mente se abren a todas las posibilidades para mejorar sus vidas, describió la maestra.
Todo esto se realiza con ayuda de personas que sostienen el proyecto y juntan ropas en buen estado, calzados, juguetes y alimentos para ser donados.
Biechteler nació en Campo Ramón, se inició como docente en la Escuela 220 y, como siempre trabajó en el área social de una iglesia, continuó con esa línea desde el aula.
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