Ernesto Doedderer – Posadas (Misiones) Señora Directora: En los últimos años se pudo observar un cambio de actitud en muchas personas que pretenden trasladar su frustración, su fracaso, su ansiedad, su egoísmo, a los demás como tratando de descargar su negatividad para así sentir una suerte de alivio o incluso de burla por los efectos logrados.
Pero que, quien haya estado al frente del país, ahora se dedique a atacar a quien es su reemplazante, poniéndole un sobrenombre a modo de burla y buscando de desprestigiarlo, ya pasa los límites de lo normal, del respeto y de su cargo actual que hace de salvavidas por ciertas cuestiones ideadas por algún pícaro en el pasado para zafar de algunas contingencias legales.
También se sabe que tiene responsabilidad de arengar a los líderes que han quedado vivos y con expresas órdenes de gestar manifestaciones y piquetes a fin de molestar y trabar el movimiento de quienes quieren trabajar y realizar sus trámites que son habituales; entre los que están ciertos líderes sindicales que confunden a los que menos saben de la realidad actual.
Fueron años de dejar abiertas las puertas del país para que ingresen miles de oportunistas, que vieron la posibilidad de recibir ayuda económica sin necesidad de realizar una tarea a cambio; y muchos usurparon tierras tanto privadas como fiscales sin que alguien se interponga y algunos aprovecharon esa libertad de acción para otras actividades ilícitas.
Pero eso no ven del régimen anterior, que todavía pretenden que regresen los que han dilapidado el dinero público y todo porque no saben la verdad de los hechos acontecidos durante largos años de una época para el olvido.
Argentina es uno de los pocos países bendecidos por sus tierras productivas, su clima, sus arroyos y ríos, sus minerales y sus campos. Pero fallan las estrategias y quienes deben dirigir los destinos del país, quizás por el interminable enfrentamiento estéril que produce cortocircuitos que impiden el crecimiento y la estabilidad que beneficiaría a todos.
Hace más de un siglo se viene diciendo que faltan trabajos importantes de ingeniería para resolver los problemas de sequía y de inundaciones; faltan medidas serias para disminuir los casi ¡cien impuestos! que nos están ahorcando; sin embargo, todo sigue igual en un marco de discusiones por el poder, por estar cómodamente percibiendo jugosos ingresos sin transpirar, sin esfuerzo ni físico ni mental.
¡Qué trabaje el obrero, el empleado, el changarín! Total los recursos saldrán de algún determinado rincón para que los de guante blanco puedan mantener una vida holgada y feliz.
Los tiempos han cambiado y por eso deben cambiar muchas reglas que establezcan agilidad y facilidades a quienes desean aportar su esfuerzo con emprendimientos; falta actualizar el Código Penal acorde a las nuevas modalidades delictivas y aumentar las penas para los violadores, los femicidas, los asesinos, los narcos, etc.
Porque si no se toman las medidas que urgen en el corto plazo, nada bueno se puede esperar y será la sociedad la perjudicada inexorablemente.
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