La mayoría de las veces, los síntomas del cuerpo son a causa de esa emoción no trabajada. Cuando Martha entró al consultorio, sus 76 años le pesaban tanto que su postura, sus gestos, su tono de voz dejaban ver su dejadez. Antes había estado Susana con 82 años, de postura erguida, ágil caminar y sonrisa constante, y pensé: qué gran diferencia entre ambas. La actitud.
Una más joven hacía que cada año valiesen 100. La vida dedicada al trabajo y cuidado de los hijos la encontraba en casa con dolores constantes y la soledad le recordaba a diario que la vida parecía haber terminado cuando el último de sus 4 hijos viajó a otro lugar. El tiempo que compartía con su esposo era interminable, entre el silencio y programas sin sentido ocupan la rutina. Susana tenía más años, pero la dicha de sentirse viva y llena de actividades motivaban sus días.
¿Cómo vivimos a diario el paso del tiempo? ¿Qué significa estar bien? ¿Qué significan los años para nosotros? Sin lugar a dudas, el paso del tiempo deja secuelas, pero muchas pueden ser revertidas y hasta sin notarse en un cuerpo sano. Es consecuencia de una mente sana.
Lo primero que hacemos en el consultorio siempre es detectar cuáles son las falencias emocionales y síntomas físicos. Los síntomas del cuerpo son -la mayoría de las veces esa emoción no trabajada.
Es así que la gastritis y el: todo me cae mal, pese a que solo como verduras, dolores óseos o cefaleas, se pueden solucionar.
Pasos para restar años
Sentirse útiles, ser parte de un contexto social activo es el gran paso para que el cerebro funcione mejor. El aislamiento y la soledad envejecen. Las actividades recreativas y sociales nos permiten mejorar nuestra actividad cerebral.
Aprender a respirar, ya sea a través de la kinesiología con reacomodación postural, o las diferentes técnicas físicas como el Tai Chi o Yoga, despiertan vida en cada músculo, despiertan las emociones y la oxigenación. La alimentación con períodos depurativos y fortalecimiento con vitaminas y minerales también reactivan.
Lo simple es lo mejor, pero a veces la tristeza nos embarga y sólo priorizamos en nuestra vida a las personas que ya no están, o en las actividades que ya no puedo realizar.
Enfocarnos en agradecer a Dios cada día significa no realizar una oración de memoria sino una enumeración de las acciones realizadas con nuestra mente y cuerpo llenos de vida y luz.
Ejercitar nuestra voluntad a diario significa respetarnos y vivir priorizando lo que está bien en nosotros para cultivarlo más y más.
¡Ánimo y que cada día sea en positivo!
Como siempre a su disposición.
Colabora
Marcela Campias
Médica. Clínica.
Especialista en Medicina Orthomolecular. CIMO
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