Lo contó María López, quien abrió un merendero donde también sirve el almuerzo dos veces a la semana; necesita ayuda para proveerlo todos los días. Su lucha por aplacar el hambre de 70 niños de bajos recursos. A las afueras de la capital provincial, en los asentamientos que crecen alrededor de los barrios construidos por el IPRODHA o la EBY se subsiste, muchas veces, gracias a los comedores o merenderos comunitarios. Están sostenidos por vecinos quienes sólo tienen, quizá, un poquito más de recursos que el resto, y a veces ni eso.
Es el caso de María López, una señora mayor, de profundo sentir religioso, quien no quiso cerrar los ojos a la realidad de muchos chicos del barrio donde ve que ellos no tienen ni un pedazo de pan para llevarse a la boca.
Los oleritos, tal el nombre del asentamiento está en el barrio San Isidro, de camino hacia la zona Oeste, próximo a Itaembé Miní, en un terreno que antes era privado pero que podrá ser comprado por sus ocupantes a partir de acuerdos entre el Estado y el dueño, para lotearlo.
María vive allí hace seis años y abrió el merendero a poco de mudarse. Aunque la idea original no se le ocurrió a ella, sino que lo hizo incentivada por una vecina, la mujer nunca se atrevió a cerrarlo y sigue cocinando, pese a todas las dificultades que se presentan cotidianamente.
De hecho, hace dos semanas, su esposo y mano derecha en el merendero que bautizaron juntos Las Perlitas, se enfermó.
Él era el que más colaboraba conmigo para cocinar, me pelaba las verduras, procuraba la carne. Ahora que está internado voy de un lado a otro y hago todo lo que está al alcance de mis fuerzas, contó a PRIMERA EDICIÓN mientras se preparaba para ir nuevamente al hospital Madariaga a cuidarlo.
Las manos no alcanzan
En la zona donde vive María hay otro merendero. Se financia con fondos de Cáritas y se sirve la comida para más de 200 niños pero, así y todo, no alcanza.
Como este comedor se mantiene con donativos, cuando tenemos alimentos los preparamos, contó.
Todo lo que se consume allí, llega a los chicos por medio de particulares, grupos solidarios que mensualmente acercan sus donativos para los pequeños.
La misión
María López tuvo 13 hijos y asegura que experimenta un gran amor por los niños. Ellos son todo para mí, son mi vida, dijo sobre los chicos que llegan a su casa a buscar la comida.
Cuando formaba parte de una iglesia su atención estaba en ellos, en cuidarlos, procurarles comida. En ese entonces tenía a su cargo 30 niñitos.
En esa época mediante el programa Argentina Trabaja se acercó a mí una mujer de nombre Marisa quien me convenció de poner el merendero en mi casa, me trajo una olla y empecé a complementar para dar esa comida a los chicos de acá, contó. Con el tiempo, y siempre mediante la ayuda de terceros, la cocinera pudo techar una pequeña parte de su patio donde proveer la comida, a resguardo del frío, la lluvia y el calor. Al año cayó el programa, Marisa se tuvo que ir y María no quiso bajar los brazos.
Ahora estamos un poco parados, y me duele, me apena profundamente porque vienen los chicos y me preguntan: ¿va a salir hoy la comida vecina, va a salir hoy María? Me duele ¿cómo voy a dejar de hacer ésto?, se preguntó.
Entidades solidarias
Por ahora lo que llega a la mesa de Las Perlitas, se reparte de la siguiente manera: los martes y viernes con la merienda o, al menos, se da el pan, cuando no hay otra cosa. Los lunes y miércoles se prepara el almuerzo.
Quiero y ruego poder servir diariamente algo en la mesa, pero no siempre podemos, lamentó. Entre los comensales hay alrededor de 70 niños. La gran mayoría hijos de oleros o changarines, quienes si no consiguen dónde rebuscarse, tampoco están en condiciones de proveer a sus familias.
Siento que la solidaridad de la gente hace que se multiplique la comida, porque los niños vienen a buscarla con sus ollitas y llevan porciones para ocho, seis o cinco personas, describió.
La ayuda empezó a llegar después que una vecina abrió una página de Facebook María López Merendero Las Perlitas Los Oleritos. El respaldo no tardó en llegar. Proviene de la compra mensual que les proporciona el Rotary y desde la empresa Tarjeta Naranja. La primera entidad le regaló una cocina y la segunda compra alimentos mensualmente para donárselos.
Para colaborar con María
Para conocer más o colaborar se puede llamar al 3765-237162.
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