Los momentos de toma de conciencia son esos momentos únicos de apertura mental hacia algo mayor.
No los podemos comparar con otros, son únicos, íntimos, irrepetibles e irrecuperables, no los dejemos pasar.
Desde donde está situada nuestra conciencia en el punto de partida hasta donde se encuentra hoy, hay un largo trayecto recorrido.
Es justamente nuestra conciencia la que nos muestra el camino recorrido desde el inicio y la que nos acompaña en nuestra realización. En ella está la suma de todas nuestras acciones, también se encuentran las memorias de nuestros ancestros, ellos están todavía en nuestro cuerpo, en nuestro ADN esperando, tan solo esperando el momento justo para ser liberados
vistos, honrados, reconciliados.
Cada trabajo de toma de conciencia es único, no sirve compararse, tampoco nos podemos guiar por otros.
Cada uno de nosotros es miembro de un sistema familiar del cual somos el producto. Somos el resultado de la suma de las acciones de los que vivieron antes que nosotros
Padres, Madres Abuelos, Bisabuelos. En nuestros genes se encuentran archivados los aciertos y desaciertos de nuestro sistema, los dolores, exclusiones y también las alegrías y repeticiones familiares.
Además todo lo que vivimos afecta a los otros miembros del sistema, de la misma manera que a nosotros nos afecta lo que vivieron los que nos precedieron
es una cadena.
Secretos, crímenes, exclusiones están presentes
todavía en nuestros sistemas si es que no fueron vistos u honrados.
Con las Constelaciones Familiares, a través de las fuerzas llamadas los órdenes del amor, podemos ponernos en contacto con lo que no se resolvió antes.
El transformarse es posible solamente cuando estamos viviendo en el momento presente.
Vivir en el momento presente es justamente el único momento real en el cual podemos atender los problemas que la vida nos trae.
Es en el presente donde suceden las toma de conciencia, en el aquí y ahora. No escapemos, aceptemos el desafío del aprendizaje y la transformación
así, a través del actuar aceptar y no excluir los problemas del cotidiano vamos deshaciendo la madeja de aplicaciones sistémicas en las que estamos envueltos.
La vida muchas veces nos va dando golpes para poder despedirnos y soltar los condicionamientos que nos impiden estar en el amor incondicional.
Allí donde el amor no fluye, es allí donde hay algo que sanar
Decidir tomar todo tal cual es sin juzgar, es comenzar a ponernos en el orden del amor.
Tomo todo tal cual es y recupero los dones de cada uno de los dolores transformándolos en un impuso del orden amoroso el cual me pone nuevamente en el flujo de la vida. Sí a todo tal cual es
Aprendo a no juzgar y a recuperar la fuera atrapada en el problema que es justamente la virtud que necesito para salir de donde estoy y seguir hacia adelante.
Honremos nuestro inicio, honremos nuestros orígenes porque nos marcan el inicio de la trayectoria.
Colabora
Patricia Couceiro
Consteladora
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