Además de mantener viva la cultura y las tradiciones, los Centros Vascos desarrollan un trabajo solidario porque enseñan a los pobladores del ámbito que los rodea a efectuar tareas conjuntas, a preocuparse por los demás, a tener una mirada más amplia. No se cierran solamente a los vascos y a sus descendientes. En Argentina existe la mayor cantidad de Centros Vascos del mundo.La Eusko Etxea (Casa Vasca) de Corpus Christi se conformó el 26 de agosto de 2005, y la componen más de 50 familias asociadas provenientes de localidades como Leandro N. Alem, Gobernador Roca y San Ignacio, además de las locales.
La actividad que en ella desarrollan apunta a mantener la cultura y las tradiciones pero también a integrar a la población, a ayudar a la comunidad. Hacen mucho hincapié en la educación, y albergan a una biblioteca que días atrás tuvo un reconocimiento del Gobierno de Misiones y recibió un subsidio para compra de materiales. Ese reconocimiento es un reconocimiento implícito a la trayectoria de la Casa Vasca, al trabajo que realiza, manifestaron los integrantes de la comisión (Olga Rosa Leiciaga, presidente; Julio Markiewicz Ferragut, vicepresidente, y Ana María Macchi Echagüe, protesorera).
La iniciativa surgió de Leiciaga, hace 25 años, cuando en Saladillo, provincia de Buenos Aires, comenzó a formar un Centro Vasco con un grupo de amigos. Hace 20 años esta exdocente se radicó en Misiones y confesó que, apenas llegados, nos parecía imposible crear uno en Corpus Christi porque no conocíamos a la gente y a simple vista, había pocos descendientes.
Cuando los de la comisión de Saladillo enviaron la documentación a la Federación de Entidades Vasco Argentinas (FEVA) explicaron que Leiciaga no figuraba en la lista porque se radicó en Misiones donde me comprometía a fundar un Centro Vasco.
Lo sentí como una deuda moral y comencé a estudiar las posibilidades. Unas amigas (Ortíz y Martínez Basabe) me dijeron que sería mas fácil formarlo en Posadas y prometieron ayudarme. Empezamos a autoconvocarnos a través de los medios hasta formar una comisión provisoria. Luego nos resultaba difícil venir continuamente a las reuniones -Corpus dista a 80 kilómetros de Posadas-. Decidimos que siguieran los de acá y nosotros seguiríamos con Corpus donde ya conocíamos a más pobladores interesados, añadió.
Mencionaron que hay muchas historias de vascos en Misiones pero hablaron de una muy particular como lo es la del Vasco de la Carretilla, que recorrió toda la Argentina empujando su carretilla y fue a afincarse en Puerto Iguazú. Terminó sus días dentro del Parque Nacional Iguazú y se hizo una casa con latas de durazno. Eso tiene que ver con parte de la idiosincrasia de los vascos que es el tema de la tozudez, de la cabeza dura, pero de decir éste es el objetivo y lo cumple. En su honor, la sala de lectura de la biblioteca lleva el nombre de Guillermo Isidoro Larregui Ugarte.
Aclararon que la Casa Vasca de Corpus es una institución sin fines de lucro que permanentemente busca divulgar lo vasco pero también ayudar en la parte educativa y cultural porque a través del concurso literario se reciben trabajos de otros países. Es un pequeño aporte a la cultura, que está enlazado con la biblioteca, la ayuda escolar, la ayuda económica, y lo que hacemos es invitar a la gente a participar. No buscamos lucrar. Por el contrario, todo lo que tenemos es para dar a los demás, aseguraron.
Se encuentra en etapa organizativa la fiesta de la Cultura Vasca que comienza con la entrega de premios a los ganadores del Concurso Literario. Eso es lo que más nos gustó hacer por el encuentro con la gente. En 2011 y 2012 se hicieron dos ediciones de libros con los relatos ganadores y menciones especiales, a fin que la gente sepa lo que otros escriben. Empezamos con un concurso que comenzó con una decena de relatos y luego se hizo provincial, nacional hasta alcanzar un matiz internacional, destacaron.
En conjunto
La Casa Vasca creció en una construcción cedida en préstamo por Juan Bautista Diturbide. Con trabajo personal y alguna pequeña ayuda, sus socios la pusieron en condiciones. Todos la conocían como la casita.
Lito Sersing arregló los techos, poniendo las chapas usadas que faltaban y que fueron pidiendo a los vecinos. Ana María Macchi, arregló el baño, pintó las paredes y puso garra y horas a la limpieza general. Los demás miembros de la Comisión directiva y algunos amigos también colaboraron. Se conectó el agua corriente y la luz eléctrica. Era pequeña y humilde pero servía a los intereses y allí se hicieron numerosas actividades. Entre ellas, el reconocimiento a vecinos durante el Día del Trabajador, desde 2008.
Cuando estuvo en orden, fue inaugurada con la presencia del intendente Ignacio Nemeth. Se habilitó la Biblioteca Popular Atahualpa Yupanqui y se bendijeron las instalaciones.
Discussion about this post