Catorce kilómetros separan el ejido urbano de Jardín América de Colonia Sol de Mayo, donde Pablo, como lo llaman, vive junto a su hermana, donde su historia, un ejemplo de vida, pasa prácticamente inadvertido, de la sociedad, del Estado y de la Justicia.
Cambió mucho mi vida, es algo que no esperaba, te cambia porque si siempre trabajaste, si andabas en la chacra todo el tiempo, estar así no es fácil, no lo puedo explicar, a veces te da bronca, querés morir nomás, quería que me maten porque así no quería vivir, porque sé lo que es mi trabajo, tampoco quería quedar para dar lástima a los otros, eso no es lindo, pero gracias a Dios ya todo pasó, dijo Romero.
Recorrer el trayecto que lleva al pueblo, en su mayoría camino terrado, significan 400 pesos y otro tanto para volver en la vida de este hombre, al menos que el patrón esté de paso y le haga la gauchada de acercarlo. Llegar a Posadas, donde tienen lugar la mayoría de los trámites, implica una inversión de alrededor de 2 mil pesos, porque todo está lejos de la terminal, por lo que sólo sale del campo cuando son cuestiones de suma urgencia.
Después de superar el accidente me dedico más a la huerta, es para pasar el tiempo, porque si estás sentado en el pueblo ni sueño tenés para dormir, acá es más tranquilo, te cansás y dormís tranquilo, algo siempre se hace, confió el trabajador.
Y añadió que la huerta es para consumo propio, se puede hacer algo despacito para vender, pero me cuesta, tengo que carrear postes, mover la tierra con pala, es mucho el trabajo para hacer una huerta bien, acá hay muchos animales y hacen macanas, aunque todo va tomando forma y, quién dice, tal vez pueda lograr una excelente salida laboral.
Nunca pedí ayuda, cuando tuve el accidente me ayudó mi tío y el patrón, me adelantó plata, me dio lo que necesité, apuntó Romero y subrayó que no cobró ningún tipo de seguro y tampoco recibió citaciones de la Justicia.
Anduve mucho en moto y nunca me pasó nada, pero llega un día y te pasa, desde 2002 tenía moto, andaba por Posadas, por todos lados, y acá vino a chocarme, hay que tener cuidado porque vos no hacés macana y los demás te hacen, dijo.
Hace un año Romero espera los trámites de una pensión y, aunque no reniega de suerte y se dispone a diario para trabajar, para salir adelante, reconoció que a futuro, hasta ahora no hay nada, soy pobre, sólo queda sobrevivir, pero necesito algo, no puedo quedarme en chacra ajena, no está bien.
Discussion about this post