Pablo Hulet – Aristóbulo del Valle (Misiones) Señora Directora: Sin dudas, nuestro país es rico desde cualquier punto del que lo miremos. Su historia, sus recursos naturales, sus héroes, sus paisajes, su gente, etc., todo se enmarca en un bello cuadro que admira a propios y extraños. Pero a la par de tanta exuberancia se desarrolla un amplio abanico de contradicciones y ambigüedades que son tan o más sonoras que lo dicho al comienzo.
¿De qué estoy hablando?
De una sociedad que dice defender la vida, pero legaliza el aborto. De un pueblo que declama moral, pero dispensa a líderes religiosos pedófilos. De una geografía maravillosa de norte a sur y de este a oeste, pero con vacaciones afuera. De una supuesta lucha contra la corrupción, pero eligiendo a muchos corruptos para que nos gobiernen. De un reclamo ante los abusos soportados, pero sin fuerza efectiva más allá de las redes sociales. De una apuesta a la familia, pero celebrando culto a la infidelidad. De proclamar que vivimos en un país derecho y humano, pero viviendo sin ley y sin Dios
En fin, la lista podría ser más extensa y los lectores tendrán otras cosas para incluir.
Este permanente estado de contradicción, quizás tenga que ver con el hecho de que no sabemos lo que queremos. No lo tenemos claro. No sabemos hacia dónde nos estamos encaminando. No hay visión clara respecto a quiénes somos y hacia qué lugar vamos.
Un antiguo proverbio declama que un pueblo sin visión se muere y otro dice el hombre de doble ánimo tiene su lealtad dividida y es inestable en todo lo que hace.
Quizás sea este el tiempo de definir visiones claras y unirnos como sociedad detrás de las mismas, sin volver atrás. El país lo necesita, las generaciones que vienen lo esperan.
Discussion about this post