Como seres humanos capaces de pensar, reflexionar, sentir, emocionarnos y actuar, somos responsables en la construcción de una mejor sociedad, en la cual todos sus integrantes, puedan gozar de una vida con igualdad de oportunidades de desarrollo, según sus deseos y necesidades sin importar su género.Ahora bien, ¿somos conscientes de esta responsabilidad? ¿Cuál es nuestro grado de compromiso para el cambio y el progreso? Si nuestro deseo es mejorar y evolucionar como sociedad ¿Llegamos a comprender y aceptar que no somos todos iguales? Y que a pesar de ello, si hay deseo y esfuerzo, todos tendríamos que poder cumplir nuestros sueños. Lo dijo Stephen Covey: Las fortalezas están en nuestras diferencias no en nuestras similitudes.
A lo largo de la historia de la humanidad, los modos de acceso y participación en los diferentes ámbitos sociales no fueron iguales para hombres y mujeres. Con el pasar de los años, el mundo ha ido cambiando y el lugar que hoy ocupa el género femenino es muy diferente que hace varias décadas atrás. A pesar de ello, todavía es el hombre quien tiene un mayor porcentaje de representación en el espacio público.
Esta realidad, está presente en varios ámbitos sociales, como por ejemplo en la política, los medios de comunicación, las empresas privadas y también en el deporte. Por ello, organizaciones como el Comité Olímpico Internacional (COI), el Comité Olímpico Argentino (COA) y las diferentes Asociaciones, Confederaciones y Federaciones, se ocupan de investigar para brindar soluciones. ¿Cuál es la verdadera causa? ¿Existen estereotipos en cuanto al líder? ¿Hay discriminación? ¿Las mujeres desean participar?
Estos y otros interrogantes fueron planteados en un trabajo de investigación realizado durante el año 2016, en Misiones, cuyo objetivo fue encontrar la causa de la baja representación femenina en las federaciones deportivas misioneras. De un total de 26 federaciones deportivas registradas, solo el 23% de presidentes eran mujeres.
Los estereotipos de género en relación al liderazgo son la causa que limita a las mujeres para acceder a los cargos directivos, esta fue la hipótesis planteada, entendiendo que probablemente, existía en el ideario colectivo ciertas características comunes al rol de líder, las cuales muchas veces no coinciden con los comportamientos y rasgos femeninos. Al investigar quedó expuesta una realidad muchas veces ignorada, minimizada u olvidada por la sociedad.
La provincia de Misiones en el ámbito deportivo, no queda exenta de esta problemática mundial.
En la investigación, se entrevistaron a presidentes de federaciones misioneras, de las cuales tres eran mujeres y tres hombres, con el objetivo de conocer la opinión femenina y masculina, análisis necesario para un examen basado en la diversidad.
Ahora bien, al examinar las respuestas acerca de el liderazgo y el género todos los varones expusieron que era indistinto y que no era una cuestión o problema de género. Sin embargo las mujeres entrevistadas estuvieron de acuerdo en observar diferencias y expresaron que en algún momento habían recibido un trato diferencial por su género. Explicaron sus vivencias
personales, muchas veces subestimadas o desafiadas en sus tareas. Así como también comentaron haber experimentado situaciones de discriminación. Ellas expusieron percibirse más sensibles que los hombres y resaltaron la importancia de las relaciones interpersonales en su gestión.
En la última variable analizada acerca de los posibles problemas que limitan a las mujeres a acceder a puestos de dirección deportiva, varios entrevistados coincidieron en que las costumbres hacen que se repita la misma situación a lo largo del tiempo. Esto probablemente, trae como consecuencia un trabajo sin análisis en cuanto a la importancia de la presencia de las mujeres líderes. Ellas como presidentes, han tenido que romper estructuras y hacer un doble esfuerzo por demostrar sus capacidades.
Es comprensible la realidad que han vivido las mujeres a lo largo de los años, pero hoy en día el género femenino ha demostrado estar a la altura de cualquier circunstancia para responder a las diferentes necesidades en la conducción.
En el libro Perspectivas socio-culturales para pensar el deporte, de Valeria Varea, la autora cita a Messner y Sabo al explicar que El sexismo en el deporte no es un problema de hombres o de mujeres, es un problema social, es un problema del deporte. Ella explica que no alcanza con que aumente el número de mujeres en el ámbito deportivo, lo que se debe hacer es cambiar la actitud, alentarlas y valorarlas. Somos los humanos lo que llenamos de significados y sentidos el mundo que nos rodea, no es el hecho en sí lo que realmente importa, si no nuestro análisis y postura frente a ellos. ¿Es igual ver a mujeres jugando al fútbol que un partido de hombres? ¿Tendría las mismas consecuencias que el presidente de la Asociación Argentina de Fútbol sea una mujer? Tal vez sí, pero habría que preguntarle a esa posible presidente como se sentiría cumpliendo ese rol, ya que nos construimos de manera diferente.
La misma autora, analiza también la influencia de la baja representación femenina en los medios de comunicación dentro del ámbito deportivo y como estos pueden traer consecuencias negativas. Esta representación hace referencia a la mujer ocupando diferentes roles, en la conducción de un programa deportivo, como deportistas, entrenadoras, directoras o presidentes de organizaciones. Esto probablemente produce falta de identificación con el género y ausencia de motivación para formar parte del ámbito. Mientras que no haya mujeres que dirijan, decidan o sirvan de modelo dentro del deporte, no habrá igualdad de oportunidades para las chicas (Declaración de Brighton sobre la mujer y el deporte, 1994). Muchas veces el ser humano necesita ver que otros lo hacen para comprender que es posible, que puede cambiar una realidad, que cada uno desde su lugar puede hacer del mundo eso que anhelamos.
Para una sociedad más justa, el acceso y representación deberían ser igualitarios. La participación de las mujeres permite disfrutar de innumerables beneficios, para lograr resultados exitosos en cualquier organización. Sería alentador cambiar esta realidad, apoyando, motivando, concientizando y capacitando a las mujeres en gestión y liderazgo. Deberíamos apuntar hacia un trabajo en equipo, respetando las diferencias y resaltado las capacidades individuales sin importar el género al que pertenezcan.
Hay evidencias en todo el mundo de organizaciones comprometidas con el problema, leyes internacionales y nacionales que estimulan la participación femenina así como también investigaciones centradas en el tema. Por lo tanto sería constructivo ocuparnos del asunto y darle el espacio que se merece.
Para finalizar es importante aclarar que no se trata de una lucha, ni de dar a las mujeres un trato diferente y preferencial, todo lo contrario, es demostrar la escasa participación de mujeres líderes y la opinión respecto a ello, para reducir las falencias que existen y de esta manera buscar el crecimiento en conjunto. Sería constructivo dejar de lado la pelea que surge por las diferencias y apuntar a entender al otro, ponernos en su lugar, escuchar y tratar de consensuar. Comprender que aunque no sea igual a mí, no significa que esté mal o que no sea capaz de hacerlo. Hay muchas maneras de ser líder y no existe una sola receta o característica, todo es variable según las circunstancias. Nuestro objetivo debería de ser como el que desea Rosa Luxemburgo
un mundo donde seamos socialmente iguales, humanamente diferentes y totalmente libres.
Por Valeria Karenina Glinka
Licenciada. Docente de la Licenciatura en Actividades Físicas y Deportivas (Historia y Epistemología de la Actividad Física y el Deporte y Desarrollo y aprendizaje motor). Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Católica de las Misiones – UCAMI – .
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