La sensación que trajeron los empresarios de Puerto Iguazú de Brasil fue que el impacto parece irreversible por la coyuntura que vive el país y con un Gobierno nacional que no tiene disponibilidad de ceder recursos.
Pero no pasa solamente de este lado de la frontera. En Paraguay tienen la misma sensación y esperan que la baja de impuestos en Brasil para la comercialización de un grupo determinado de productos no tenga un fuerte impacto en la economía de Ciudad del Este.
En Misiones ya conocen de lo duro que pegan las asimetrías, no solo en Iguazú. Y también reconocen que si están mal se puede estar aún peor. Con el efecto catarata que puede tener una mezcla de recesión económica, fuga de divisas porque a pocos kilómetros los mismos productos saldrán mucho más baratos. Cierre de locales, menor empleo en el sector del comercio y hasta impacto en el turismo.
Lo lamentable es la soledad que sienten los comerciantes y empresarios de la tierra colorada por no encontrar voces de representantes públicos que salgan urgentemente a pelear herramientas contra la masiva instalación de zonas francas en Brasil.
Ni siquiera los legisladores nacionales han acompañado la preocupación mediante proyectos que puedan aproximar la situación impositiva. Está claro que en la crisis que se profundiza prejuzgan que cualquier iniciativa en ese sentido puede terminar en un cajón del olvido.
En Brasil avanzan, en Misiones y en Paraguay observan inquietos. Pero el impacto es, por ahora, irreversible.
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