Un joven denunció que le sustrajeron su Fiat Uno. La Policía lo encontró cerca del lugar donde estuvo bebiendo con sus amigos. Tuvo que reconocer que mintió. Los efectivos de la comisaría Primera de Oberá fueron alertados de un robo de automóvil en su jurisdicción en proximidades de un bar en plena madrugada de ayer. La respuesta fue inmediata, escuchar al damnificado y buscar el vehículo. Pero la secuencia de sorpresas no tardó en manifestarse y no fue complejo descubrir el ardid de sospechosas intenciones.
De acuerdo a fuentes consultadas por PRIMERA EDICIÓN, un joven de 21 años del barrio Veinte Viviendas se presentó en la sede policial mencionada y manifestó que se había reunido con un grupo de amigos en una esquina de las calles Finlandia y Madrid y que al intentar regresar a su hogar se transformó en víctima de la inseguridad y su Fiat Uno había desaparecido, se lo habían robado.
Poco minutos después, una patrulla de la misma seccional se presentó en su domicilio para despertarlo con una serie de preguntas y una buena información.
La noticia fue confirmarle que su automóvil estaba a salvo, pero dentro de una zanja de desagüe de la misma calle Madrid y a no mucha distancia del punto donde había compartido la noche con sus amistades.
La primera pregunta correspondió a que explicara qué relación podía guardar el hallazgo con su versión de robo.
El joven, acorralado ante la posibilidad de afrontar las consecuencias penales de una falsa denuncia no tuvo alternativas para barajar y quebró el silencio.
Reconoció que había consumido bebidas alcohólicas y que al intentar arrancar su Fiat Uno no lo consiguió, se puso nervioso y trató una solución dejándolo mover al auto marcha atrás aprovechando la pendiente e insistir con que se ponga en marcha.
Pero no sólo no lo logró sino que perdió el control del rodado y en la oscuridad no se percató de la profundidad de la cuneta que tenía detrás.
El auto cayó al agua semiestancada, se bajó y buscó sacarlo con la ayuda de sus amigos. Tampoco lo lograron y, si bien no precisó cómo surgió la idea, decidió urdir la versión del robo y se fue a su casa.
La confesión finalizó con pedidos de disculpas y ponerse a disposición de lo que indique la ley, por lo que se le comunicó que se presente a la comisaría Primera de la Unidad Regional II, acredite la propiedad del automóvil y pueda retirarlo conforme a derecho pero, principalmente que remarque su preocupación de no volver a beber y conducir, tener su vehículo en condiciones y la máxima: no mentirle a la Policía.
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