Se estima que la especie ingresó al país desde Brasil. La introducción de la misma representa un gran peligro para las orquídeas y los cultivos de té, el mate y el tabaco. Es considerado una plaga agrícola y hortícola.Investigadores detectaron la presencia de un gusano, hasta ahora ajeno a estas tierras, que puede convertirse en un peligro para el medio ambiente y los cultivos de la región. El Grupo de Investigación en Genética de Moluscos de la Facultad de Ciencias Exactas, Químicas y Naturales, Universidad Nacional de Misiones (FCEQyN-UNaM) que trabaja en conjunto con un equipo del Museo de La Plata dependiente de la Universidad Nacional de La Plata, halló en esta provincia una población del caracol saltarín (Ovachlamys fulgens), un gasterópodo de entre 5 y 7 milímetros de largo que tiene la capacidad de saltar para evadir los peligros.El hallazgo fue realizado en agosto de 2017 en el Eldorado y publicado en mayo de 2018 en la revista Anales de la Academia Brasilera de Ciencias. Se trata de la primera documentación científica que informa la presencia de esta especie en el país. En febrero de este año se registró una segunda población en Oberá. Se estima que la especie, oriunda de Japón, ingresó desde Brasil, donde se halló casi en simultáneo en Eldorado. Es considerada una plaga agrícola y hortícola, ya que puede alimentarse de plantas como mangos, paltas, orquídeas, yuca pie de elefante y otras.Tiene el potencial de distribuirse en toda la región tropical y subtropical del globo pudiendo causar daños al medio ambiente. Se necesitan estudios ecológicos complementarios para comprender el impacto de O. fulgens en los ecosistemas terrestres del Bosque Atlántico del Alto Paraná.Instituciones advertidasEl equipo de investigadores está integrado por los doctores Ariel Beltramino, Roberto Vogler y Juana Peso del Departamento de Biología de la FCEQyN-UNaM y del Instituto de Biología Subtropical (IBS, UNaM-CONICET), los estudiantes avanzados de Licenciatura en Genética Leila Guzmán y Enzo Serniotti de la FCEQyN-UNaM; y por las doctoras Alejandra Rumi y Stella Martín de la División Zoología Invertebrados, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.Beltramino, Vogler, Guzmán y Serniotti elaboraron un informe técnico que fue elevado al Ministerio de Ecología de Misiones para advertir sobre los posibles daños ambientales que puede causar esta especie. Al mismo tiempo, y debido a la importancia de la especie por su potencial como plaga de plantas ornamentales y hortícolas, el grupo de trabajo informó el hallazgo al SENASA, mediante su Sistema Nacional Argentino de Vigilancia y Monitoreo de plagas.Su impacto en la biodiversidad “Principalmente O. fulgens es plaga de orquídeas y nuestra provincia tiene la mayor riqueza de especies de la Argentina –154 de las 280 especies reportadas en el país- como estas plantas circulan a través del intercambio, el caracol se puede ir dispersando hacia otras zonas de nuestro país”, indicó Beltramino.No obstante, se requieren más estudios para determinar si las orquídeas nativas ya se han visto afectadas y si O. fulgens se está propagando a través del comercio formal e informal de orquídeas.Aunque la capacidad de este caracol para penetrar bosque nativo no perturbado en Misiones aún no ha sido explorada, la posible introducción de la especie en estas áreas del Bosque Atlántico del Alto Paraná puede representar una amenaza para los moluscos terrestres nativos a través de la competencia por alimento y refugio, según señala el artículo.Plaga agrícolaEl caracol saltarín es considerado una plaga agrícola y hortícola, ya que se alimentan de plantas como mangos, paltas, orquídeas, yuca pie de elefante (Yucca elephantipes) entre otras.Si bien muchas de estas especies de plantas están presentes en Misiones, no forman parte de los sistemas de producción a gran escala. No obstante, podrían producirse pérdidas económicas potenciales si se ven afectadas las plantaciones de gran escala en la provincia de Misiones, como el té, el mate y el tabaco, que representan el 95%, 87%, y el 25% de la producción nacional respectivamente, tal como señalan en el artículo.La publicación indica que O. fulgens actúa como hospedador intermediario del nemátodo parásito Angiostrongylus cantonensis, cuyo patógeno es responsable de la meningitis eosinofílica en humanos, una enfermedad infecciosa emergente que afecta el sistema nervioso central.Si bien el parásito aún no se ha notificado en la Argentina, la presencia potencial de este nemátodo está siendo monitoreada en el país debido a la presencia de Achatina fulica (caracol gigante africano), el cual ha demostrado tener un alto potencial de transmisión y susceptibilidad a la infección por A. cantonensis. El riesgo es potencial y debe ser analizado, dado su interés para la salud pública.Desde Japón“El caracol es originario de unas pequeñas islas de Japón. Hoy se lo encuentra en Estados Unidos, en Centroamérica y otros países, pero para Sudamérica y para Argentina no había registros”, indicó Beltramino en diálogo con Info Exactas.Este caracol puede reproducirse por autoinseminación con lo cual la introducción de la especie en la Argentina pudo haber ocurrido a través de un solo individuo reproductor, señaló Beltramino.Sobre el hallazgo del caracol, Beltramino indicó que fue casi de casualidad. “Con los doctores Vogler y Peso estábamos haciendo una especialización en la Facultad de Ciencias Forestales de Eldorado. Una noche decidimos salir a ver qué encontrábamos en los alrededores de nuestro hospedaje y vimos esos caracoles que cuando intentábamos capturarlos hacían una maniobra de huida”, indicó.“Nos pareció muy raro un caracol con ese mecanismo de evasión. En algún momento habíamos leído algo de un caracol saltarín entonces buscamos antecedentes en la literatura y encontramos similitudes, pero no teníamos certeza porque para Sudamérica no había datos científicos previos. Comenzamos a leer, juntamos material y trajimos ejemplares al laboratorio (del IBS Nodo Posadas, anexo FCEQyN de calle Rivadavia)”, dijo Beltramino.“Trabajamos en colaboración con investigadores del Museo de La Plata -Rumi y Martín- a quienes enviamos parte del material para que se hicieran estudios con microscopía electrónica. Nosotros acá hicimos los estudios anatómicos y genéticos para poder confirmar si era la especie que sospechábamos. En efecto así sucedió y paso siguiente fue elaborar el trabajo de comunicación para la AABC”, detalló.Según publican en el artículo científico, los estudios morfológicos junto con los análisis de secuenciación de ADN llevados a cabo demostraron que los individuos de la localidad de Eldorado se corresponden genética y morfológicamente a O. fulgens. Además, las diferentes clases de tallas registradas sugieren que la especie se reprodujo con éxito en la localidad.&nb
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