Escuela de Pensamiento
El sueño es la posada donde reposa el Gran Jugador,
juego que juega el que sueña mejor.
Duerme tu mente y vivencia los pasos que haz de dar,
en esta danza angelical, no trates de inventar.
Nada acredita que lo que digo es verdad,
sólo si crees, en realidad tornará.
Sabes que mi habla romántica es
y ella te guía a lo que ha de Ser.
Si tu quieres un día enseñar esta nueva capacidad,
Sólo ejercitándola lo lograrás.
Calla la mente cuando el corazón habla,
pues de lo que de él sale estalla.
Visiona lo inexplicable y manipula la realidad,
a tu antojo, moldéala.
Deja que tu corazón Cree.
Esta poesía como los conocimientos más profundos que, cuando los recibía incluso algunos no los entendía y que luego de mucho tiempo con la conciencia ampliada pude llegar a comprender, la recibí durante un sueño lúcido.
Es conveniente entonces dejar bien en claro qué es un sueño lúcido y qué hacer para tenerlo.
En el sueño nos introducimos más allá del velo en forma lúcida, cuando estamos conscientes de que estamos soñando. Entonces, ¿cómo hacemos para saber que estamos soñando? Algunas de las técnicas e inductores naturales para obtener un sueño lúcido los di la semana pasada, por lo que hoy, además de añadir otras, les contaré cómo hacer para activar el hemisferio derecho del cerebro y cómo amansar la mente.
Para lo primero, o sea, para activar el hemisferio creativo, ya que el hemisferio izquierdo es el lógico, razonador y mecánico y es el que siempre estamos empleando, debemos realizar algunas acciones con las cuales lo despistemos, para lo cual concientizaremos acciones que las hacíamos mecánicamente por ejemplo: cepillarnos los dientes con la mano izquierda si es que somos diestros, caminar para atrás, ir por distintos caminos para llegar a un lugar habitual, mirar una foto dada vuelta o invertirnos nosotros y otros ejercicios que ustedes buscarán e implementarán en su diario vivir.
Me toca contarles ahora en qué consiste amansar la mente y por qué ocupé la palabra amansar para tratar a la mente y es porque ella es como una fiera salvaje, la cual necesita ser adiestrada en acostumbrarse a pensar bien en vez de pensar mal, para esto existe una técnica que consiste en no enjuiciar durante 21 días, esto no debe ser con palabras ni tampoco con el pensamiento, por lo que hay que custodiarlos severamente. Si incurrimos en un juicio verbal o nos descubrimos enjuiciando con el pensamiento, debemos empezar el conteo de los días, así tantas veces hasta lograr no enjuiciar durante 21 días seguidos, o sea que se necesita ese tiempo para cambiar un mal hábito mental. Fíjense que es el mismo tiempo, 21 días, el que le toma morir a una persona impedida de llegar al sueño paradojal, que expliqué cuando les transmití la conferencia de Jean Pierre Garnier Malet.
Nos queda por decir algunas de las maneras con las cuales podemos descubrir que estamos soñando y es vernos en situaciones ilógicas como por ejemplo, estar subiendo una escalera sin fin o que se corta abruptamente en la nada o estar volando como lo más natural, o conversar con personas que ya no están más en el plano físico, o sea que ya hayan muerto, o encontrarnos vestidos con otra usanza en un lugar desconocido u otras situaciones similares que harán que ustedes se cuestionen esa realidad hasta llegar a un punto en que se puedan dar cuenta de que están soñando, y se dicen a sí mismos: “¡ah!, estoy soñando”, entonces toman el control de su sueño dirigiéndolo a su conveniencia. Traten de permanecer en ese estado y así cualquier situación negativa que en sueño se les presente, por ejemplo, ustedes conscientemente la pueden cambiar en su sueño lúcido y la realidad que al despertar vivirán será exactamente igual a como la hayan cambiado y vivido en sus sueños.
Como todo en el ser humano para lograrlo, debe existir un verdadero deseo y una práctica. Les deseo unos felices, instructivos y muy útiles sueños lúcidos que los lleven a un goce pleno.
Colabora
Graciela del Carmen Zaimakis de Abraham
Escritora
En Facebook Escuela de Pensamiento