Los asistentes a las cocinas centralizadas, que todos los días van a buscar su ración de comida, conforman uno de los parámetros más claros para medir cuál es la real situación económica y social que se vive.
En Posadas, por ejemplo, la demanda de comensales aumentó de manera tal que en la cocina centralizada de Santa Rita se pasó a cocinar una segunda olla de 180 porciones que da de comer a cerca de 100 familias más. Así lo confirmó a PRIMERA EDICIÓN el coordinador del Programa de Seguridad Alimentaria, dependiente del Ministerio de Desarrollo Social, Cristian Ríos. “Como se acrecentó la demanda de comensales preparamos otra olla más”, indicó y agregó que “es impresionante cómo subió el número de personas” que asisten a buscar su plato diario.
Hasta el momento, la cocina centralizada ubicada en Santa Rita cocinaba una olla de 180 raciones destinada a los vecinos más humildes de la zona y también de allí se repartía al personal de la cocina. Sin embargo, en las últimas semanas, la demanda aumentó por lo que se hizo necesario comenzar a cocinar otra olla, también de 180 porciones, para cubrir las necesidades de quienes se acercan a buscar su ración de comida.
“Es impresionante”, insistió Ríos y señaló que “así estamos en las tres cocinas”, en referencia a las otras dos ubicadas en Villa Lanús e Itaembé Miní. “Para las 10 de la mañana, en Villa Lanús, la gente está afuera haciendo fila con el tupper, igual que en Santa Rita; y en Itaembé Miní también se duplicó la cantidad”.
La situación en Itaembé era tal que “abrimos un comedor a tres cuadras de la cocina adonde mandamos a toda la gente que venía porque era mucha”, dijo Ríos. Ésta es la única que cocina de lunes a viernes “pero no para los mismos comedores: martes y jueves para una zona y lunes miércoles y viernes para otra”, indicó el coordinador del Programa de Seguridad Alimentaria.
En la actualidad hay más de 80 comedores que dependen de las tres cocinas centralizadas que hay en Posadas. “Se está pudiendo cumplir la demanda porque constantemente estamos abriendo comedores”, dijo Ríos y remarcó que en las últimas semanas se abre uno más en la Chacra 112. “Hay mucha demanda de comedores. Abrimos uno en Nemesio Parma, otro en Cruz del Sur y en otras zonas más alejadas”, aseguró Ríos.
También un ropero comunitario
Además de la demanda de comida, los trabajadores de las cocinas notaron que muchas de las personas que llegan a buscar su ración están descalzas o desabrigadas en días de temperaturas bajas. Entonces, desde el pasado 1 de junio, Ríos tuvo la iniciativa y así se abrió un ropero comunitario en la cocina centralizada de Santa Rita, como el que ya tienen las de Villa Lanús e Itaembé Miní.
“Siempre charlamos con los que vienen y retiran la comida y es gente muy humilde. Algunos venían descalzos, otros desabrigados. Entonces charlé con los chicos para armar un ropero comunitario como los que ya habíamos implementado en Itaembé y en Villa Lanús en las cocinas y resultó. Así empezamos a armar, pusimos un cartelito y la gente humilde es la que más colabora, entre todos se ayudan y yo conseguí un poco de ropa, zapatillas y ahí se empezó a armar”, recordó Ríos. “Resultó espectacular porque la gente venía, se probaba lo que le servía y llevaba, pero llevaba sólo lo que iban a usar. Anduvo muy bien y todavía está en marcha”, remarcó.
El ropero comunitario está abierto los días que se cocina: en Santa Rita y Villa Lanús los lunes, miércoles y viernes y en Itaembé Miní todos los días. “Recibimos donaciones por parte de la gente, de todos aquellos que ven los cartelitos. En Santa Rita, por ejemplo, la gente que va a la iglesia se acerca mucho y nos trajo un montón de cosas, zapatillas, camperas, ropa en buen estado. Se ayudan entre todos y eso hay que resaltar porque la gente humilde siempre está para colaborar”, cerró. Los interesados en ayudar con ropas y zapatillas en buen estado pueden acercarlas a cada una de las cocinas durante la mañana.