Evidentemente, la picadura del arácnido es tan mortal que en pocas horas produjo el deceso del chico, a pesar de haber recibido el antídoto específico anti-loxoceles. Según fuentes médicas consultadas por PRIMERA EDICIÓN, “cuando el chico llegó al hospital, ya mostró un cuadro visceral grave, cuadros con mortalidad elevada, ese veneno se diseminó rápidamente por su organismo afectando a los órganos principales, primero riñón, luego pulmones y por último el corazón con paros cardiorrepiratorios, el último le ocasionó la muerte”.
Fue el sábado cuando Marcos sintió un fuerte dolor en la rodilla, tanto que su padre Silvio Oviedo lo acompañó a la salita de salud de Corpus, donde el mismo médico dijo que se trataría de una picadura de araña, pero le dio un calmante. Según trascendió se trataría de la “araña de los rincones” Loxosceles. Ya en su casa, el mismo sábado a la noche, “me llama mi hijo nuevamente y me dice que le duele mucho, ya tenía hinchada la rodilla y morada. Fuimos nuevamente a la salita y le dieron otro calmante, pero ya el domingo a la mañana pedía auxilio, no podía pisar del dolor, entonces desde la salita nos enviaron en ambulancia hasta Posadas”, relató el papá, que hasta el cierre de esta edición no salía de su asombro y todavía se preguntaba qué pasó realmente.
“Buscamos por todos lados -insistió Silvio Oviedo-, dimos vuelta la pieza y no encontramos ninguna araña, igualmente voy a fumigar porque tengo otra hija, pero no sabemos nada más. Sólo que, cuando lo vi a Marcos la segunda vez que me dejaron entrar, esa mancha negra estaba por todo el cuerpo, tenía en las manos, en el cuerpo, todo. Pero él se fue sin miedo, el dolor le había pasado y creía que se quedaría un tiempito no más. Ya cuando me llamaron el lunes a la madrugada, estaba todo intubado, entró en coma y se fue sin saber nada”, contó emocionado el papá.
Pero también se emocionó el pueblo entero, pues Marcos era un chico muy querido por todos. Estudiaba en la EPET y era bailarín de danzas folclóricas.
Su profesora de la Escuela Municipal de Danzas Raíces Nuevas, Silvina Stich, dijo a PRIMERA EDICIÓN que “era un chico especial, lleno de luz, sano, con mucha energía y tan educado, tan bueno que no podíamos creer hoy (por ayer) cuando lo acompañamos en su entierro”.
Una araña, escabullidiza, que actúa sin dejar signos, sin dolor al inyectar su ponzoña, solo las típicas ampollas y piel necrosada que aparecen luego. Después, el dolor y una rápida diseminación por los órganos principales. Ayer se cobró la vida de Marcos Oviedo.