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Tres de los seis misioneros detenidos en junio pasado e investigados como presuntos proveedores del peligroso “clan narco Reyna”, que opera en San Miguel de Tucumán, fueron procesados por la Justicia Federal, que además les trabó un embargo de 300 mil pesos sobre sus bienes.
La resolución del titular del Juzgado Federal 1 de esa ciudad, Raúl Bejas, recayó sobre Jonatan Krujowski (25), Gustavo Sosa y su padre, Carlos Alejandro Sosa (55), sindicado como el presunto “chamán” que “guiaba” las cargas “narco” que la organización supuestamente enviaba desde Misiones hacia Tucumán, vía Buenos Aires.
Así lo informó en su edición del último viernes el diario tucumano La Gaceta, quien añadió que otros once involucrados también fueron procesados e igualmente recibieron la prisión preventiva.
En tanto, mediante fuentes ligadas a la causa, PRIMERA EDICIÓN pudo saber que los otros tres misioneros que fueron detenidos en su momento recuperaron la libertad y recibieron la falta de mérito, ya que la Justicia consideró que no había pruebas suficientes en su contra. Se trata de los dos choferes de colectivos de larga distancia acusados de transportar la droga y de un presunto “operador logístico”.
Al decir de La Gaceta, Mario “El Mono” Reyna, su pareja Lorena Herrera y la hermana del sujeto, Paola Juárez, les recayó un procesamiento como organizadores de la “red narco”, razón por la que fueron embargados sobre sus bienes por un millón de pesos cada uno.
Según el expediente, el trío sería el organizador del transporte de marihuana desde Misiones y manejaba la venta de estupefacientes en el barrio Juan XXIII, también conocido como “La Bombilla”, en San Miguel.
“La resolución judicial también alcanzó a los proveedores de marihuana. A Carlos Alejandro Sosa, el ‘chamán’ de la banda que les decía cuándo debían trasladar la droga; su hijo Gustavo, que recibía la sustancia en Buenos Aires; y Jonatan Krujowski, el misionero que ingresaba la droga de Paraguay, también se les dictó la preventiva y se les trabó embargo por $300.000 a cada uno”, reza el informe publicado por el matutino tucumano el último viernes.
Sosa, el presunto “chamán”, tenía residencia en Puerto Esperanza, aunque es oriundo de Santo Pipó. El medio norteño apunta a que era una suerte de “guía espiritual” de la banda.
“Había contratado a un chamán de la localidad misionera de Puerto Esperanza para que guiara su camino. Cada vez que debía entregar una carga, por teléfono, le preguntaba cuándo debía hacerlo. El ‘especialista’ le avisaba si era prudente o no, pero el cabecilla de la organización siempre le hacía caso. Las respuestas del asesor generaban demoras y problemas. Porque cuando decía que sí, había que organizar el viaje y no siempre coincidían con quienes trasladaban la droga”, resume el informe periodístico.
“Una vez que el chamán autorizaba el envío, el narco debía contactarse con algunos de los tres choferes de micro de larga distancia que trabajarían con él. Los conductores, que cumplían con el servicio Misiones-Buenos Aires, habrían estado acostumbrados a cargar la droga en las bodegas y entregarlas en Retiro o en otra terminal de la gran ciudad. Se sospecha que los conductores habrían cobrado por viaje y no por peso”, agrega el artículo.
Al respecto del supuesto rol de Gustavo Sosa, el diario tucumano añade que “supuestamente, el hijo del chamán, que reside en Buenos Aires, se mantenía en contacto con los choferes y acordaban un lugar de encuentro para entregar la droga. Normalmente era Retiro, Liniers o Moreno. El nexo trasladaba la marihuana hasta Villa Zavaleta, donde tenía el centro de acopio. Habría vendido la droga a redes de narcomenudeo de diferentes provincias. Los federales lo detuvieron cuando estaba acomodando unos 30 kilos de ‘yerba’ en su VW Bora, en la banquina de la autopista que une Buenos Aires con La Plata”.
Justamente esos colectiveros y un sexto misionero cuyo nombre apareció en la causa finalmente recibieron la falta de mérito, por lo que siguen bajo la lupa de la Justicia Federal, aunque bajo una situación que se aproxima más al sobreseimiento que a una futura imputación, según explicaron conocedores de la pesquisa.