Argentina, a pesar de haber tenido distintos gobiernos, no ha conseguido destacarse en demostrar a los países vecinos y al mundo, que tiene la suficiente y hasta en demasía, riqueza que le dio la naturaleza y a pesar de ello sigue en un sube y baja permanente lo cual llama la atención de la mayoría de los países del planeta.
¿Y ahora están los que salen gritando a cielo abierto que estamos sumidos en la “corrupción” como si fuera un virus que apareció de la noche a la mañana? Hipócritas y necios, sencillamente porque en el pasado ya tuvimos crisis económicas y la corrupción se fue naturalizando poco a poco, en silencio, en voz baja para que la mayoría no se enterara de que algún “dinerillo” pasara de mano en mano, de unos pocos que mantenían el “secreto” y pase inadvertido.
Y así fue creciendo año tras año, gobierno tras gobierno, y obviamente los que querían beneficios o posibilidades de realizar alguna actividad importante –empresarios-, aceptaban las condiciones de “colaborar o aportar” previamente durante la campaña y así lograban quedar enganchados a futuro.
Quedó como antecedente lo sucedido en la provincia de San Luis, cuyo gobierno había pactado con los empresarios que el ganador de la licitación pública, debía restar un 10% del total de la obra para ser destinado a la actividad gubernamental, lo cual queda a consideración de cada uno, si corresponde o no; de todas maneras esa provincia ha progresado más que otras.
Es que el poder y el dinero son “oportunidad y tentación”, un combo perfecto para quienes tienen debilidades o cómplices insistentes y eso sucede en muchos casos y muchos lugares, más aún cuando la Constitución Nacional y las leyes quedan marginadas, así como los responsables de aplicarlas no cumplen con sus obligaciones.
En cualquier país organizado y en desarrollo permanente, no sucede lo que nosotros sufrimos en forma permanente y es como si nada podemos hacer al respecto, tal vez porque nos cuesta involucrarnos y ser solidarios en ese aspecto.
¿Deberán pasar varios cientos de años para que nuestro país logre orden, respeto y honestidad en el ámbito gubernamental y empresarial? ¿O preferimos el populismo y la involución generacional que no nos permitirá avanzar?
No perdamos por cierto las esperanzas de un futuro mejor y tratemos de cumplir y hacer bien lo que nos concierne, que quizás sea sólo un “granito de arena”, pero ayuda y nos reconforta como persona digna y ciudadano, demostrando de esa manera que somos auténticos, nacionalistas y patriotas por sobre todas las cosas.
Ernesto Doedderer
Posadas (Misiones)