Que si hacen es porque hacen y si no hacen es porque no hacen, pero siempre están los “agoreros” que empujan hacia el lado equivocado y todavía hablan convencidos de que tienen la “justa”, la “verdad verdadera” como dicen algunos.
Según reza la Constitución Nacional, el sistema democrático argentino está conformado por tres poderes: el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, pero a éste último siempre se lo cuestiona de una u otra forma, porque le encuentran el motivo.
Ahora bien, lo difícil de entender es porqué hay “ciertas personas” que le “toman el pelo” al juez actuante y eso sobrepasa el debido respeto que se le debe demostrar a quien representa a la “justicia”. ¿O acaso ser exfuncionario o tener fueros significa “ningunear” a la autoridad judicial? ¿Que Dios y la Patria los demanden? Una burla sin perdón.
No debemos olvidar que siempre y en todo momento hay miles de menores de edad y jóvenes que se inician en la vida responsable que escuchan, leen y ven el comportamiento de quienes nos representan en los distintos cargos que cubren las áreas de los distintos Poderes del Estado, pues entonces, ¿qué pueden pensar o cómo actuarán a futuro sabiendo que hay ciertas actitudes de algunos que se abusan sin importarles lo que dirán?
Es fácil “olvidar” o “no recordar” lo que sucedió durante la pasada gestión de gobierno y peor aún apoyar a quienes han devastado la economía y vaciado las arcas actuando como si fueran dueños del dinero “de todos los argentinos”, avanzando con mentiras, engaños y complicidades, utilizando a empresarios tomándolos como “rehenes” para que así puedan lograr licitaciones, exigiéndoles coimas disfrazadas como “aportes”, entre otras tantas barbaridades escandalosas.
¡Y todavía buscan de volver, de regresar para seguir y repetir la nefasta y peor gestión de gobierno de todos los tiempos!
Pareciera que la vergüenza y la dignidad no existen para estas personas que nos han dejado con un pésimo concepto de país ante el mundo, cuyas serias consecuencias se verán consumadas en los próximos años inexorablemente.
En otros países estos actos de corrupción significan prisión perpetua o pena de muerte y veremos en qué terminan los distintos procesos judiciales en el último vendaval de la corrupción que nos perjudica a todos, pero especialmente a quienes cumplimos con nuestras obligaciones tributarias y “no nos prendemos por lo ajeno”.
¡Será Justicia!
Ernesto Doedderer
Posadas (Misiones)