Un hombre de 49 años, fue condenado al reconocer ante la Justicia que en 2014 apaleó y le cortó la garganta a su pareja de 27, quien quedó al borde de la muerte.
El hecho ocurrió en el domicilio de la víctima, en el barrio Villa Bonita, hacia el sur de Posadas. El imputado se dedicaba a la venta ambulante, pero en las primeras horas del 12 de julio de ese año, conscientemente hizo algo que iba a cambiar su vida y la de su víctima.
Eran las 8.20, cuando Luis Álves Da Silva se metió a la casa de la mujer tras entrar por una ventana. Apenas la vio, empezó a pegarle golpes de puño en el rostro. Después fue hasta la cocina, tomó un palo y le asestó un garrotazo en la cabeza que la hizo caer al suelo.
Aunque la mujer ni siquiera intentó reaccionar, el agresor no cesó el ataque. Tomó una botella de vidrio de litro y medio y se la partió en el cráneo. Se quedó con el pedazo de vidrio en la mano y como si fuera un cuchillo le asestó un corte en la garganta, para escapar luego con rumbo desconocido.
La mujer llegó a recomponerse, alcanzó a salir a la calle pero quedó desvanecida, sangrando profusamente. Un vecino alcanzó a verla y fue hasta la comisaría a dar aviso. La médica policial constató que tenía traumatismo de cráneo, pérdida de conocimiento, cortes en la cabeza, el mentón, cuello y una lesión en la tráquea por donde exhalaba. Fue trasladada con riesgo de vida al hospital y entró de urgencia al quirófano.
El hijo de la mujer, de 4 años, vio todo lo que hicieron a su madre y se lo contó a los policías. El agresor estuvo prófugo durante 48 horas. Se había refugiado en la casa de un amigo.
La víctima defendió a su agresor
Tras tomar intervención la Justicia, mientras la víctima se recuperaba de las lesiones, le fue tomada la declaración testimonial. Como no podía hablar, la mujer escribió en un papel lo que le había hecho su marido.
Relató que efectivamente además de haberla agredido con los puños la había golpeado con una pala antes de cortarle la garganta con una botella. Días después amplió su declaración, pero pidió que no tengan en cuenta la acusación que había hecho días atrás contra su pareja, dado que lo había hecho “bajo presión de terceros”.
A raíz de eso citaron a declarar al padre de la víctima. Este relató que su hija le confió que su pareja la quiso matar. Pero hizo constar que con llamados e intimidaciones los familiares del imputado le decían que retirara la denuncia, que dijera que había sido un accidente, “porque sus hijos estaban necesitando el pan” de cada día. Del mismo modo, a decir del progenitor de la joven, según consta en el expediente, personas de la iglesia a la que ella asistía también le habían aconsejado que perdonara al concubino.
La mujer fue asistida por una psicóloga, quien en su informe detalló que la víctima podía estar sufriendo un estrés pos-traumático, ya que mostraba sentimientos de temor y desesperanza respecto a su vida actual y lo que le había tocado padecer. Manifestaba profunda angustia y malestar psicológico, evidenciado por temblores en las manos cuando recordaba la agresión.
La causa fue elevada a juicio y quedó a consideración en el Tribunal Penal 2 de Posadas. Al estimarse que se habían reunido pruebas suficientes como para acreditar el delito, en un acuerdo entre la defensa del imputado y la fiscalía, se solicitó un juicio abreviado. En ese pedido el agresor reconoció el hecho, como así también su autoría en el mismo.
Fue así que los integrantes del tribunal, los doctores Augusto Gregorio Busse, Martín Errecaborde y Ángel Dejesús Cardozo homologaron el acuerdo y el ofrecimiento de la pena que correspondía. En su resolución, condenaron a Luis Álves Da Silva a la pena de ocho años y seis meses de prisión, al hallarlo culpable del delito de “lesiones graves calificadas por el vínculo”.