Nació en la ciudad de Oberá, con artrogriposis aguda y pie bot, una enfermedad que impidió que se desarrollen los músculos de ambas piernas. De bebé sus padres lo trajeron a Posadas donde fue sometido a varias cirugías, con lo que se logró alguna mejoría “que me permite hacer algo de deportes, que es lo que siempre me gustó”, dijo el joven, al tiempo que aclaró que “no puedo caminar. A veces intento movilizarme con muletas pero es difícil” así que la silla de ruedas termina siendo su mejor aliada. Para el entrenamiento, su profesor, Edgar Fried, le consiguió momentáneamente una silla adaptada que trajo desde Brasil pero que en el mercado cuesta más de 50 mil pesos.
Vive en el barrio 90 Viviendas, de Garupá, y para llegar a los ensayos en la Academia Set Point, de Posadas, debe usar el transporte urbano. Sale del barrio en pleno mediodía y necesita abordar tres unidades de colectivo para poder llegar a destino, con las complicaciones que eso significa. “Ese es el esfuerzo que hago para poder practicar el deporte que a mí me gusta. Salgo de mi casa a las 12 y llegó a la cancha alrededor de las 14. Me pongo a entrenar durante dos o tres horas. Después voy hasta el Bachillerato Orientado Provincial (BOP) 13, escuela nocturna, donde estoy terminando cuarto y quinto año”, regresando a su domicilio cerca de la medianoche. Contó que en el mismo colegio también asiste a un curso sobre turismo que podría implicar una salida laboral ya que permitirá al egresado poder trabajar en algún establecimiento hotelero o empresa de turismo. “Se dio la oportunidad, me anoté y me parece que está bueno”, acotó optimista, aunque no definió aún la carrera que continuará al concluir el secundario.
Confió que “es mucho esfuerzo. Te tiene que gustar realmente lo que haces para venir de tan lejos. Hay ocasiones en las que mi papá me trae en auto pero como quiero afianzar mi independencia prefiero viajar en colectivo. La gente siempre me ayuda, la mayoría de las veces dependo de los demás usuarios para subir y bajar porque hay un solo colectivo que está acondicionado para que pueda bajar con la silla”. Lucas admitió que le gusta el tenis desde chiquito. “Siempre miré por televisión y admiro al deportista Rafael Nadal, también a Gustavo Fernández”, que es el tenista argentino “número uno” en silla de ruedas, que fue quien le recomendó que entrenara con Fried, que cuenta con una destacada trayectoria dentro del tenis local y fue uno de los destacados jugadores del circuito profesional argentino.
Espera el comienzo
Hace cerca de dos años que comenzó con el entrenamiento y ahora tiene la posibilidad de participar de un torneo que se hace en Río de Janeiro, en Brasil, entre el 4 y el 7 de octubre. Después bajará a Florianópolis, del 14 al 17 de octubre, “que es donde espero que comience mi carrera como tenista profesional. Tengo expectativas de ganar y de poder jugar a nivel profesional, un tenis de alto nivel y en los torneos ATP. Pienso vivir del tenis. Hasta ahora es mi futuro, porque me gusta mucho. El profesor dice que estoy bien encaminado para poder competir a nivel profesional aunque me falta un poco”, reconoció.
Por estos días está en la búsqueda de un sponsor que “me ayude con los costos del viaje -gastos, raquetas, bolsos- porque es un deporte muy caro. El tenis convencional de por sí es caro pero en mi caso todo encarece porque la silla tiene un valor muy alto. Por el momento estoy utilizando una que el profesor trajo especialmente desde Brasil para que entrene y pueda competir. Todos los días me movilizo en una silla de ruedas común”.
Entrena todos los días, entre dos y tres horas por jornada porque “sea como fuere, quiero ser tenista porque es algo que siempre me gustó. Quiero llegar a un alto nivel y jugar profesionalmente como Gustavo Fernández, el número uno de Argentina”, agregó. Fue este deportista quien lo motivó a Lucas para seguir el camino. Es que un día lo vio en la tele, lo buscó en Facebook y le contó que le gustaba el tenis y que le interesaba jugar. Fue grande la sorpresa al ver la respuesta de Fernández, alentándolo y sugiriendo que se contactara con un profesor de Posadas, de apellido Fried. “Mi papá me acompañó, fuimos a la Academia y mi profe me dijo que de una íbamos a entrenar·, recordó quien desea conocer a Nadal en persona porque “soy su fan”.
“Mi familia siempre me apoyó”, sostuvo, y se emocionó al mencionar a su papá, Hugo Duarte, mamá Gladis Díaz y hermanos Alexis, Marianela y Nahuel, que “siempre me alientan, me dan ganas para que pueda competir y lograr mis sueños. Les agradezco porque siempre están conmigo y me acompañan en lo que emprendo”.
Reconoció que hubo oportunidades en las que “quise tirar la raqueta, dejar esto y dedicarme a otra cosa, pero no es la idea. Mi propósito es llegar a un nivel profesional y sé que con mucho entrenamiento voy a poder lograr. Lo que más me cuesta es el saque porque es muy difícil lograrlo desde la silla, cuesta elevarme. Parado es más fácil porque se logra un mejor impulso. Pero entrenando voy a poder mejorar, algún día me va a salir bien”, insistió, el tenista, que el lunes viajará al Centro Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (CeNARD), en Buenos Aires, para participar de una capacitación tras una invitación que el presidente de la Asociación de tenis adaptado efectuara al profesor Fried. “Quieren que logre una mayor confianza, más seguridad, en esta etapa en la que estoy preparándome para viajar a Brasil”.