La histórica misión jesuítica de Nuestra Señora de la Candelaria busca salir del ostracismo y de su insólito encuadre de estar “prisionera” dentro de la Unidad 17- Colonia Penal, perteneciente al Servicio Penitenciario Federal (SPN).
Por ello, el actual intendente local, Daniel Luna, busca desde hace tiempo una “nueva vida” para estas ruinas, su puesta en valor y que integren, de una vez por todas, el circuito turístico de los pueblos jesuíticos de Misiones, del cual hasta el día de hoy están excluidas.
Al respecto, en diálogo con PRIMERA EDICIÓN, el alcalde de la antigua capital misionera relató: “Tras la visita realizada, con el diputado nacional Ricardo Wellbach y una representante de la casa de Misiones en Buenos Aires, a la Comisión Nacional de Monumentos, de Lugares y de Bienes Históricos, se avanzó bastante en cuanto a la recuperación de la histórica misión jesuítica de Nuestra Señora de la Candelaria, para los candelarienses y todos los misioneros”.
La Comisión Nacional de Monumentos envió una nota al Ministerio de Justicia de la Nación, entidad a cargo de la Unidad Penal 17 de Candelaria, para que dicho espacio que hoy alberga dentro de su predio a las ruinas pase a la ciudad o en su defecto a la Provincia de Misiones, en forma de donación o comodato”, explicó.
Gestiones nacionales
Además, el intendente candelariense relató que también se reunió con el ministro de Turismo de Misiones, José María Arrúa, y con la senadora nacional Maggie Solari para contarles los pormenores del encuentro con los integrantes del Ministerio de Cultura de la Nación y le pidió a la senadora una “ayuda especial”.
Dicho “pedido” a la senadora consistió en la posibilidad de que ella dialogara en forma personal con el ministro de Justicia, Germán Garavano. Solari logró hacerlo y le hizo saber la situación actual de las ruinas de Candelaria y el pedido formal que iba a realizar el Ministerio de Cultura a su par de Justicia para la donación o el comodato de las mismas.
En busca de ayuda internacional
Por otra parte, y en la continuidad del avance de gestiones en pos del rescate de este enclave histórico, Luna contó que “desde el Ministerio de Cultura nos hicieron llegar el petitorio oficial realizado al Ministerio de Justicia y con dicha misiva fuimos en forma directa y se le entregó una copia a la subsecretaria de Gestión Estratégica de la Provincia, puesto que la misma trabaja en la obtención de un crédito del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) para todo el circuito turístico de las Misiones Jesuíticas”.
“Así, en caso de que Candelaria logre la donación o el comodato de la Ruinas antes de que vengan esos fondos internacionales a Misiones, podríamos ingresar en el programa y con dicho dinero, destinado a cada misión jesuítica, realizar en las Ruinas de Candelaria urgentes mejoras, como ser el sostenimiento de las paredes, excavaciones en busca de restos arqueológicos, la posibilidad de hacer un centro de interpretación y el muro perimetral, que es fundamental para separar las reducciones de la Colonia Penal”, enumeró.
Cabe recordar que una tormenta en febrero pasado provocó la caída parcial de uno de los históricos muros jesuíticos y temen que puedan producirse nuevos derrumbes por falta de mantenimiento.
Breve reseña
El sacerdote Pedro Romero, con la asistencia del hoy Santo Roque González, fundaron el 2 de febrero de 1628 la reducción jesuítica de Candelaria del Caazapaminí, cerca de la reducción de San Nicolás, en un valle formado por los ríos Ijuy y Piratiní, ambos afluentes del Uruguay, en la región conocida como El Tapé o Sierra del Tapé (hoy estado de Rio Grande Do Sul, Brasil).
En 1627, ya se había fundado una reducción bajo la advocación de la Virgen de la Candelaria, sobre la margen derecha del río Ibicuy, también afluente del Uruguay, la cual tuvo una vida efímera (no más de seis meses) y que muchas veces contribuye a la confusión del año de fundación del pueblo guaraní-jesuita.
En 1637, la reducción de Candelaria decide mudarse debido a los insostenibles ataques de los “bandeirantes”. El apresurado traslado se efectuó de manera desordenada y el primer destino fue hacia el actual territorio del vecino país, Paraguay, en las cercanías de la reducción de Encarnación de Itapúa.
No permaneció mucho tiempo del lado paraguayo y se realizó una nueva mudanza al lado argentino y se instaló sobre el río Icuarupá (hoy arroyo Garupá). Durante este asentamiento provisorio, se fue construyendo el núcleo urbano definitivo que ocupó y que podemos ver hasta nuestros días en su actual ubicación, en Candelaria.
Los documentos de la época revelan que en 1665 el pueblo jesuítico-guaraní de Candelaria se instalaba definitivamente en su actual emplazamiento.