Para los profetas del Antiguo Testamento la migración de aves, desde el norte de Europa hacia África a través de los cielos de la Península del Sinaí y el Mar Rojo, era un fenómeno maravilloso y digno de ser contemplado pues simbolizaba los caminos de Dios. Aristóteles, por su parte, reconocía el fenómeno de la migración e identificaba varias especies de aves migratorias. Es una conducta instintiva que en los últimos tiempos se fue modificando y muchos pájaros comenzaron a buscar “su lugar” en las ciudades, actitud que el naturista y guardaparques Ernesto Krauczuk, del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables, entendió que se da por la ausencia de predadores y la facilidad de conseguir alimentos en la época de invierno.
Y añadió que, además, se dan otros dos fenómenos migratorios, de contracción y expansión. El primero ocurre por la desaparición del hábitat natural de las aves y el otro por la expansión de los campos.
“Las migraciones hacia los pueblos de las aves se dan por la ausencia de predadores naturales en el ambiente urbano y también porque en los centros urbanos hay muchas plantas frutales exóticas que son alimentos para las aves. En el invierno por lo general se produce una baja en la oferta de alimentos en los montes misioneros y en las zonas urbanas y en las chacras hay muchas plantas como mandarinas, naranjas, nísperos y paltas que maduran en esa época del año y le ofrecen comidas”, sostuvo Krauczuk.
En el ámbito del Segundo Taller de Observación de aves que se realizó en San Vicente, el trabajador del Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables aclaró que “hay una adaptación a la forma de conseguir alimentos por parte de las aves en el invierno. En la estación invernal hay una baja en las fuentes de alimentos en los montes misionero. Eso es algo normal y las aves originalmente están preparadas para superar esa estación comiendo otras cosas. Pero en las chacras, en los pueblos y ciudades la gente planta árboles frutales exóticos, que no son naturales de Misiones y maduran en el invierno. Ahí vemos como las aves van a buscar ese alimento. Esas plantas además le ofrecen cobertura y lugar para quedarse, algunas a vivir”.
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“Las aves tienen enemigos naturales en su hábitat natural que son los montes. Al venir a los centros poblados, esos enemigos no están y por eso se sienten más protegidas. Eso es también lo que le hacen venir cerca de las poblaciones”, admitió además el naturista.
También se refirió a otros factores que hacen a las migraciones de las aves que son la contracción y expansión. Esto tiene que ver con la desaparición de los montes y aparición de los nuevos hábitats para las aves y se dan por la desaparición de los montes misioneros.
Ernesto Krauczuk explicó también que “hay dos fenómenos que se dan en la provincia con las aves y otros animales silvestres, la expansión y la contracción de los hábitats naturales que tienen. La desaparición de los montes hace que se vayan reduciendo los espacios naturales donde viven las aves. Eso achica el lugar y los va recluyendo cada vez más en territorios más chicos. Decimos a ese fenómeno que las aves se retraen y las ponen en peligro de extinción a muchas especies de aves que no se adaptan a los nuevos hábitats y los poblados”.
El otro fenómeno migratorio que se ve es la expansión territorial y eso genera la aparición de aves que no son oriundas de la zona y vienen de un hábitat campestre. “Otras especies se expanden a nuevos territorios por ejemplo el hornero, la calandria o los loritos que hacen sus nidos con ramas. No son oriundos de los montes, pero a medida que se van abriendo los montes ellos van ganando terrenos y se van expandiendo. El hornero y la calandria son de campo. El caso muy particular es el tero. El tero es un ave de un lugar abierto y vino por las costas del río. Cuando el río crecía, el tero desaparecía y cuando bajaba volvían a aparecer. Así fueron ganando espacios. A medida que se fueron haciendo rozados y potreros ellos fueron ganando terreno y expandieron su hábitat. Para nosotros hoy esas aves son cotidianas, pero vinieron a esta zona porque fue desapareciendo la selva y el ecosistema natural de ellos se fue ampliando y ganándole al monte”, describió el guardaparques.
El profesional sostuvo también que no todas las aves se alimentan de frutas. “El picaflor se alimenta de néctar de las flores, pero cuando tienen pichones consumen insectos que le da proteínas. Esos alimentos lo encuentran fácilmente en las casas por eso hay mucho en las casas. Hay otras especies de aves que no encuentran su alimentación en los pueblos y por eso no se los ve en zonas pobladas”.