En el transcurso de los años, hombres y mujeres de la tierra colorada forjaron un fascinante futuro a través de las distintas ramas del arte, la música, la danza, la pintura, la literatura, la ciencia, la tecnología y otras tantas actividades que van dejando huellas imborrables en diversos ámbitos, a lo largo y ancho de la provincia.
Por eso, PRIMERA EDICIÓN, reconoce a Miguel Ángel “Torito” Mendez, conocido como “el poeta de Villa Urquiza”. De un espíritu inquieto. Una vez jubilado, se dedicó a estudiar distintos oficios, publicar siete libros de poemas y parte de la historia de Posadas. Sus letras fueron interpretadas por reconocidos artistas y llevó su poesía a distintos festivales del país.
“Torito” Méndez nació el 29 de septiembre 1944 (Día de San Miguel Arcángel) en el barrio de Villa Urquiza. Hijo de Inocencio “Chencho” Mendez y Elisa Morel.
Realizó la primaria en la Escuela N°4 Fraternidad. Siempre tuvo facilidad para escribir e interpretar canciones, que “en quinto grado notaba que a la maestra le gustaba la manera en que redactaba, una vez me dice, que iba a recitar un poema del Martín Fierro, que hablaba del ahorro, estudié y memoricé ocho estrofas pero no me conformó, entonces fui a la casa de mi tío, quien me enseñó algunas notas con su guitarra, y con eso recité en la escuela y salió bastante bien” recordó.
Desde su adolescencia comenzó a trabajar en “Tienda Argentina”, allí estuvo 30 años, paralelamente aprendió la técnica de mecánico dental, oficio que en la actualidad sigue ejerciendo.
Luego en 1988 se jubiló, pero eso no lo detuvo para continuar trabajando en su taller y realizando distintas actividades. Entonces a comienzos de los 90, realizó carreras cortas en distintas escuelas de adultos de electricidad, bobinado y herrería.
Luego en 1996, volvió a la Escuela Fraternidad y comenzó a estudiar guitarra. “El primer día le dije a la maestra de folclore que escribía poemas, ella al verlos me dijo que si aprendía guitarra y con aquellas letras podía componer mis propias canciones, eso fue un empujón” expresó.
Fue así que en el primer año del curso de guitarra “Torito” Mendez ya tenía escrito cerca de 32 poemas y compuesto algunas canciones. “Compuse varios temas entre los que se encuentran ‘Mi Soledad’ interpretada de ‘Paquito’ Aranda y otro conjunto de Paraguay, ‘Canción en Mi Soledad, Viejo Río, A María Morínigo, Soy de Posadas, entre otros ” comentó.
Luego, la docente transcribió sus poemas en su computadora, los imprimió y encuadernó, esto dio pie a la impresión de sus escritos.
Fue así que en 1998 nació su primer libro: “Retratos y vivencias” y desde allí no paró de escribir y relatar sus historias. “Hace poco presenté mi séptimo libro, son todos de poemas, menos el cuarto donde hablo sobre la historia del barrio Villa Urquiza. En él hablo sobre los distintos personajes, pescadores, oleros músicos, lugares de trabajo como: la cantera, la calera, el hospital. Incluso cuando en la zona había sólo una subcomisaría y a partir de 1911 la zona comenzó a poblarse, se proyectó la edificación del hospital, y fueron los mismos obreros que levantaron sus casas a los alrededores, a esto se les sumaron las lavanderas” contó.
Estas publicaciones no le impidieron seguir aprendiendo y progresando, fue así que a pedido de sus hijos, finalizó la escuela secundaria en el 2018 en el Colegio BAPAyC.
“Esta acción de escribir y realizar poemas me trajo muchas satisfacciones, la gente al leer tus trabajos te miran con otros ojos, me di cuenta de eso” manifestó.
Actualmente, el trovero posadeño, recorre distintos establecimientos educativos, peñas, feria de libros, festivales artísticos, programas radiales y televisivos donde recita sus poesías y cuenta la historia de su querida provincia. Además, comenzó a recibir invitaciones para representar a Misiones en distintos festivales que se realizan en Córdoba, Tucumán, Chaco, entre otros.
Hoy en su pequeño taller, se pueden apreciar numerosas distinciones y trofeos otorgados por organismos públicos y distintas asociaciones culturales por su aporte a la cultura de la región.
“Recuerdo en una oportunidad caminando por las calle de Jesús María, un grupo de personas que cenaba en una parrilla, me reconocieron y me invitaron a subir al escenario, allí recité algunos poemas, y por lo visto le gustó a la gente, esas son las satisfacciones que conseguí con la escritura y el recitado”, finalizó.