En 2001 arrancó una interesante y atractiva propuesta, llamada “El Museo y la Cocina, patrimonio cotidiano”, en el Museo Histórico y Arqueológico Andrés Guacurarí, de la capital provincial.
La misma se renueva cada tanto y la semana pasada tuvo un nuevo capítulo de aprendizaje, conocimientos y conjunción entre el museo y la cocina, con la visita de los jóvenes del CEP 5, perteneciente al barrio A-4 de Posadas.
La cita con la historia y la comida regional está reservada, en principio, para los tres niveles escolares (primario, secundario y universitario), como así también para turistas y potenciales visitantes.
Elva González, conservadora del Museo y una de las ideólogas de la iniciativa, contó a PRIMERA EDICIÓN que “este proyecto comenzó hace ya más de 15 años y tiene que ver con el patrimonio inmaterial o intangible, donde se buscó a personas que conozcan de comida regional”.
“Así encontré a Ana María Fiaccadori, quién a la postre se transformó en la asesora de arte culinario de este programa”, añadió.
La investigadora Ana María se interiorizó en la comida de toda esta región. Así rescató del olvido la tradición del kara-í octubre y su preparación, el cual es el yopará. También se sumaron el mbeyú, la chipa, el caburé, el reviro y la sopa paraguaya, entre otros.
El rescate de esta tradiciones debía volver a transmitirse y qué mejor que a través de los niños y jóvenes que van a la escuela.
Así arrancó este programa donde alumnos de los tres niveles educativos, e inclusive potenciales visitantes y turistas, visitan este museo y luego participan en el aprendizaje, la elaboración y la degustación de distintas comidas regionales.
En esta ocasión, los protagonistas fueron los jóvenes del CEP 5, quienes observaron y aprendieron todo el proceso que realizaban los guaraníes para lograr el almidón de mandioca, el cual se utilizaba en distintas comidas.
Como corolario, los chicos degustaron un rico mbeyú, el cual estuvo acompañado por un mate cocido.
Antes de eso, los alumnos siguieron atentos las explicaciones y enseñanzas de Elva González y la cocinera Guillermina Pera, quienes llevaron a cabo una demostración de cómo se pelaba una mandioca con una piedra, luego se pasaba por un marmelí (instrumento rudimentario para rayar), se colaba con lienzos y agua, para después secar y decantar.
Más tarde, ese almidón pasaba a la cocina y la preparación continuaba utilizando vasijas, entre otros elementos ancestrales con los cuales los guaraníes cocinaban un rico mbeyú, receta que llegó hasta nuestro s días, como muchas otras.