Participaron amigos, vecinos y alumnos del BOP 42 que viven en el albergue que ella creó. Luego, un grupo de amigos depositó una ofrenda floral en su tumba en el cementerio local donde descansan sus restos. Amigos y vecinos de la religiosa van a juntar dinero para colocar la lápida en su sepultura.
Más de dos décadas estuvo la religiosa francesa Yvonne Pierron viviendo en el Pueblo Illia, a casi treinta kilómetros de Dos de Mayo. Dejó una gran cantidad de amigos que se acuerdan de su obra. Muchos de ellos estuvieron presentes ayer en la Santa Misa en su honor. La celebración religiosa estuvo a cargo del sacerdote Marcelo Szyszkowski, quien era amigo personal de Yvonne.
Luego de la misa, un grupo reducido de amigos y colaboradores se trasladaron al cementerio local para depositar ofrendas florales en su tumba y rezaron un Rosario como ella lo hacía todos los días. Allí se pusieron de acuerdo para la colocación de la lápida.
Julio Kelm fue amigo de Yvonne desde el primer día que ella llegó a Pueblo Illia. A un año de su partida la recuerda como una persona íntegra y entregada a los demás. “Ella nunca se fijó en si una persona era rica o pobre o qué religión profesaba. Para ella todos éramos iguales y dio lo que tenía para el beneficio del que necesitaba. Recorrió picada por picada, trillo por trillo de esta zona, muchas veces sola y otras veces acompañada y conocía a cada uno de los que vivimos en Pueblo Illia. Acá el que necesitaba sabía que podía contar con ella”.
El hombre cuenta en su relato para PRIMERA EDICIÓN que “el sueldo que ella cobraba de su jubilación de Francia lo daba a los demás. Ella tenía una lista de las personas que ella ayudaba. Mi señora era la que le hacía los mandados. Cuando iba al banco a cobrar le decía trae el remedio para el chico aquel, este otro remedio para el otro. Para tal familia comprá estas cosas y mi señora lo hacía. Ella lo único que aprovechaba era lo que llevaba puesto de su jubilación. Esa era la hermana Yvonne”.